Una historia muy convencional, con exceso de sentimentalismo que no funciona del todo. Preso condenado por falsificación de cuadros que sale de la cárcel para estar con su hijo que tiene cáncer en la cabeza, aunque para ello haya tenido que comprometer otro trabajo para el mismo mafioso que le mandó a prisión.
El niño quiere conocer a su madre que les abandonó hace años, cuando era muy pequeño, y se reúnen todos otra vez. Pero una policía les sigue y pudiendo detenerle por haberse saltado la condicional -por haber estado en contacto con un delincuente- prefiere esperar y ver qué ocurre, algo no cuadra.
El encargo es falsificar un cuadro de Monet. No se sabe si para cambiarlo por el original expuesto en un museo o para vendérselo a un coleccionista haciéndolo pasar por verdadero. Pero tiene que robarlo de un museo.
John Travolta sí funciona. Pensaba que debe ser una de las últimas películas de un auténtico dinosaurio del sistema: Christopher Plummer, pero no, ha hecho luego once más, hasta 133 según filmaffinity.