Mi reno de peluche se ha convertido en una de las mejores miniseries en lo que llevamos de año. Y no es para menos.

El guion, el uso de la luz, la música encajada en los momentos oportunos, los planos y los enormes actores han cocinado una joya que destaca sobre la inmensa cantidad de material que saca Netflix año tras año.

La historia te deja sin palabras, más sabiendo que es un caso real. La frialdad del propio actor de contar y escenificar los hechos a pesar de haberlo vivido en su propia piel, su manera objetiva de hacer que nos caiga mal o no lo entendamos, separándose del común sentimiento de víctima en el que es fácil caer en estos casos o su manera de abrirse ante nosotros y hacernos entender la empatía y la fragilidad del ser humano han cautivado a millones de personas, entre las que me incluyo.

Un fuerte aplauso para Richard Gadd por esta gran obra. Espero que podamos seguir consumiendo cintas del mismo nivel.