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Canadá Canadá · Vancouver
Voto de is86:
7
Serie de TV. Terror. Drama Serie de TV (2018). 10 episodios. Un grupo de hermanos crece en lo que acaba convirtiéndose en la casa encantada más famosa del país. Ya como adultos, viéndose obligados a reunirse tras una tragedia, la familia tendrá que afrontar los fantasmas del pasado... Adaptación de la novela homónima de Shirley Jackson. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2018
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no me gustan las autocomplacientes y pretenciosas reseñas poéticas que se quedan en lo aparente, sino las que ayudan a entender el fondo de lo que voy a ver, estoy viendo o acabo de ver, voy a tratar de resumir, con spoilers (no cabe todo en su sección), lo que he podido entender del motivo racional y sin fantasías por el que ocurre este efecto dominó de drama, en medio de un confuso baile de episodios espacio-tiempo, fantasmas reales e imaginarios y gratuitas escenas rozando lo gore.

---- ATENCIÓN SPOILERS:

Si he entendido bien (se muestran conductas de unos y otros, que cada vez van más atrás en el tiempo, por lo que el espectador si presta atención y reflexiona puede suponer donde y cómo empieza todo) en el capítulo séptimo donde se descubre al séptimo miembro de la familia, así como en el capítulo noveno, la madre es la clave y el eje de una paranoia bipolar que le persigue, una inseguridad en sí misma de sentirse incapaz de cuidar de sus hijos, esa casa y cinco hijos se le queda grande, le supera, los tres mayores son autónomos y autosuficientes, se cuidan solos, juegan sin más estímulo que ellos mismos, se protegen entre ellos, no la necesitan, a su vez los mayores cuidan de los pequeños y además tienen un padre super familiar y protector que le resta poder como "mamma". "Podéis vivir sin mí" dice en algún momento la madre. Ese miedo angustioso de fallar como madre y de perder los papeles, como el susto que se lleva cuando desaparece por un rato la niña pequeña, así como la necesidad de dominar la situación, su rol, su propio fruto, su proyecto familiar, la lleva a tener arrebatos inconscientes en medio de alucinaciones esquizofrénicas y bipolares de deshacerse de su marido o los dos gemelos pequeños, como una madre que se come a las crías más indefensas, o que no va a poder criar y van a morir de desnutrición (en este caso emocional), y también como queriendo quitarse ese complejo o sentimiento de incapacidad de encima, eliminando su "causa", como si pensase: "estos mocosos no van a hacerme sentir una madre incompetente e inepta". Su analfabetismo emocional no le permite conocerse o saber lo que pasa, por qué siente lo que siente, tampoco tiene la lucidez de saber exactamente cómo se siente, solo sabe que está mal, todo lo hace sin querer, porque se fuerza a amar y querer a sus hijos, a darles calor, pero siente otras cosas que no sabe identificar.

Su conducta autodestructiva y sospechosa en la dicotomía entre la madre tierna que se desvive de amor por sus retoños y la fiera rabiosa que ha perdido las riendas de su vida empieza a llenar la mansión de malas vibraciones, "accidentes" de cristales rotos, deambulaciones nocturnas por los pasillos, escritos en paredes, manipulaciones a la percepción de los pequeños (acusándoles falsamente de culpas que no tienen, haciéndolos sentir que no son suficientes, que son invisibles, no los "ve" espiritualmente, para después de hacerlos sentir desamparados y despertar su necesidad de pertenencia, su dependencia, su anhelo de protección, entonces aparecer como la madre amantísima que los abraza como nadie y sentirse necesitada o que nadie cuestione su rol. Curiosamente los fantasmas o pesadillas de la madre son su propio remordimiento de conciencia sobre el trato o inconscientemente perversas intenciones hacia los pequeños gemelos, viéndoles de mayor; a la niña Nell la ve suicidada, ahorcada, atormentada por no ser escuchada, ni valorada, ni reconocida, sentirse desamparada y confundida, y al niño Luke lo ve drogodependiente, osea dependiente de una substancia que le reconforta de alguna manera y le ayuda a evadirse de su falta de validación y correspondencia maternal) y finalmente, una invitación a tomar te envenenado con raticida a sus dos pequeños en la famosa habitación roja. En cuanto el padre descubre el frasco de veneno y lo hila con las intenciones destructivas que ve últimamente en su mujer, sube corriendo al cuarto rojo y evita la masacre, pone a salvo a sus hijos, (los hijos crecen pensando que los puso a salvo de supuestos fantasmas de la mansión y que ese fantasma mató a la madre, por eso el miedo a que esos fantasmas los persigan y les mate a ellos los acompaña a cada uno en su adultez, quien sabe si haciéndoles reconstruir los recuerdos de esa casa como fantasmagóricos y terroríficos, inventándose personajes y espectros que no existieron) pero para cuando el padre vuelve a salvar a la madre de sí misma, esta ya se ha suicidado tirándose al vacío, quien sabe si poseída por la culpa al despertar de su ensoñación de matar a sus crías y ver la estampa de lo que iba a ser capaz de hacer o por evitar hacer más daño a sus hijos con ese trastorno no gestionado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
is86
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