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Canadá Canadá · Vancouver
Voto de is86:
4
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2017
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Mi baja puntuación a esta película es un poco egoísta y subjetiva, lo reconozco, se basa en los sentimientos de extrema angustia que deja, rozando lo traumático. Para mí es imposible desvincularme del sentimiento humano como para ver belleza en la destrucción más cruel de cualquier forma de vida, sin esperanza. De la misma manera hay que reconocer la gran interpretación de los protagonistas, la gran fotografía, efectos especiales, localizaciones, etc. Si el argumento fuese otro, bajo esa misma estructura intimista, psicológica, sería una película para volver a ver una y otra vez.

La parte buena de que Lars nos haga reflexionar en semejante perversidad del destino es que las respuestas a las preguntas que nos plantea nos llevan a vivir inmediatamente de manera más consciente.
Surgen cuestiones como la superficialidad y futilidad de las conveniencias sociales (una boda por conveniencia y apariencias), la inutilidad de la desesperación a los problemas que no dependen de tí, nos recuerda el tiempo limitado que tenemos, el tiempo que perdemos, la relatividad de la tristeza y dónde reside el sentido de la vida, la motivación de estar vivo, y la sutil diferencia entre ser un muerto recordado o morir sin dejar un legado en pie, entre morir por no tener futuro o a pesar de tenerlo, por voluntad o contra voluntad, habiendo vivido o apenas empezando a vivir, entre morir dejando tu semilla de vida e influencia en el mundo o que directamente toda otra forma de vida muera contigo, entre la soledad de morir solo y el estoicismo de morir acompañado… o al revés, el desconsuelo de morir y ver morir acompañado, y la paz y conformismo de morir solo dejando a otros con vida detrás.

Nuestro tiempo es limitado y nuestra vida es así de apocaliptica sin necesidad de planetas que nos destruyan. Es así sin entretenimientos ni distracciones que nos desvíen la atencion de la única certeza que tenemos de nuestra existencia.
Por eso, el sentido de la vida, aparte de la motivación esencial de ejercer y mantener tu voluntad sobre tu propia persona, es la de experimentar belleza a través de los sentidos, en forma de momentos o de arte y la de crear; hijos, conocimientos, innovaciones, tecnología, arte que transmita belleza a los demás, que inspire, ayude, que aporte algo, que haga crecer la humanidad, que haga prevalecer y mejorar "la Vida" en el planeta. Todos formamos un mismo YO, el concepto más individualista del yo es una percepción falsa del ego, a su vez inherente a nuestra forma física, que no espiritual. Y ahí es donde tienen cabida todas las formas de miedo psicológico que impresionan tanto con películas como esta.

Y reconozco que esta obra está bien hecha, pero creo que el ser humano consciente en el día a día de los problemas y su condición mortal no necesita recordar constantemente su mayor vulnerabilidad, sino su grandeza, fortaleza e inspiración para dejar un legado que de sentido a su existencia, que sienta empatía por los demás y sienta la unión con la vida que existe en sí mismo y los demás. Eso sí, a algunos no les vendría mal un baño de reflexión y consciencia.
is86
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