Esta película es un drama en primera persona, porque Kevin Costner es omnipresente en todo el film. Salvo al principio cuando el autobús cae al río, en el resto de las escenas tenemos a Kevin.

La peli intenta jugar al despiste, con una esposa presuntamente muerta que manda mensajes a su marido a través de enfermos que han estado clínicamente muertos, pero luego se han recuperado, y un Kevin Costner que sufre un descenso a la locura intentando averiguar qué quiere su mujer. Y digo "intenta jugar al despiste", porque no está bien conseguido. Pronto queda claro que son mensajes "reales", y no que el doctor se esté volviendo loco. Podrían haberle sacado más partido a ese enfrentamiento realidad/locura.

Tiene momentos de tensión rozando el terror, a la par que momentos tiernos.

La peli desborda misticismo por los cuatro costados, y el final está muy bien traído, pero no la recomiendo porque no me gusta fomentar el consumo de supercherías.