‘Nebraska’ es el estilo de película por la que me hice crítico de cine. Oyes, en todos los medios de comunicación la grandeza visual, la poesía onírica del mensaje y unos cuantos piropos más de los críticos especializados de turno y dices ipso facto: “Esta hay que verla sí o sí”. Una vez vista descubres que la película no está mal, que tiene su cierta gracia (Bruce Dern es el amo, dueño y señor del cotarro) pero que Alexander Payne se la ha colado a los críticos TAMBIÉN.

‘Nebraska’ no es nada del otro mundo, es una historia situada en la américa profunda con unos personajes anclados en la rutina y un hombre que intenta escapar de ella. Pero todo esto rodado con un ritmo lento. Muy lento. Soporífero. Defecto que ha ido cogiendo desde ‘Los Descendientes’ (que también está pelín sobrevalorada).

A medida que Alexander Payne se ha ido volviendo más pensativo, más filosófico, ha ido perdiendo ese aire de gracia que envolvían ‘A propósito de Schmidt’ o ‘Entre Copas’, sus dos mejores obras en mi opinión.

En definitiva una película interesante, bien construida, pero también soporífera y sobrevalorada. Un producto construido para que la crítica la idolatre de inmediato. Una de las más flojas de cara a los Oscars de este año.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com