Hace tres años ‘Ted’ fue un auténtico bombazo cinematográfico. Nunca Universal Pictures hubiera esperado encontrar un filón semejante con la historia de un osito de peluche bebedor y malhablado. Era lógico que se diese luz verde a una secuela que maneja muy bien los parámetros de la anterior entrega, pero que se da de bruces con el tema de la madurez.

Y ahí juega un papel decisivo Seth MacFarlane, su director y creador. El argumento quizás era uno de los pasos más lógicos que debía dar la historia, pero al meter de lleno al osito en una historia que involucra una familia, obligatoriamente tienes que dar un pequeño salto de madurez, lo que implica perder la mitad de los chistes por el camino. He echado en falta un poco de la locura global que envolvía a ‘Mil maneras de morder el polvo’.

La película también envuelve al personaje de Mark Wahlberg (siempre un poco limitado) en una pesadumbre inicial que le hace restar importancia en la trama mientras vemos las peleas familiares del oso y su convivencia día a día. ¿Es una mala secuela? No, para nada. Aquellos que salieron encantados de ver la primera entrega estoy completamente seguro de que saldrán satisfechos de esta. ‘Ted 2′ tiene todos los ingredientes que la hicieron famosa, salvo una. Hay gags sueltos, situaciones divertidas… pero la falta algo más de gracia.

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