Por un capricho geográfico la nación turca se encuentra justo en el borde que separa dos mundos muy distintos ideológicamente y, lo que podría suponer, mirándolo desde el lado positivo, una ventaja cultural de la que todos los países podrían nutrirse, termina siendo una nueva imagen de la sinrazón humana. Un país que quiere ser Europeo pero que, a la vez, bebe tanto de la cultura musulmana que se antoja complicada su inserción en la unión.

Así, ‘Mustang’ se elije como una película protesta sobre la situación de las mujeres allí, tratadas a veces como monedas de cambio y cuyo único fin es encontrar un marido. Las protagonistas del film, hermanas (siendo la más pequeña la que lleva la voz cantante) de diversas edades que, a su vez, da esa sensación de futuro inmediato para cada una de ellas, quieren hacer un grito de rebeldía (como el del partido de fútbol) y se encuentran con una cruda realidad.

Su directora es Deniz Gamze Ergüven, una turca afincada desde pequeña en París, que sabe relatar perfectamente una historia que se antojaba dura, pero la cuenta con una dulzura y mimo terrible.

Quizás, ‘Mustang’ no sea una de las mejores películas del año, pero sí que se puede considerar como una pequeñita joya a tener en cuenta por el tema y la forma con la que lo trata.

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