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Voto de Filiûs de Fructüs:
7
Comedia En una casa aislada y próxima a las vías del tren vive la señora Wilberforce, una venerable anciana que alquila dos habitaciones al misterioso profesor Marcus y a los cuatro miembros de su siniestra banda de música. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya de entrada, fijándonos en los intérpretes, nos entra cierta buena impresión. Y es que si juntas a Alec Guinness, a Herbert Lom y a Peter Sellers en una película puedes estar seguro que algo bueno saldrá de ello, y oiga, sí que sale.

Vamos por partes. Quizás el título (inglés) os suene de algo, ¿alguien recuerda el film “The Ladykillers” de los hermanos Coen y que contaba con Tom Hanks como protagonista? Pues bien, era un remake de ésta pequeña joyita del 1955; un remake bastante sosete y bastante inferior al cine al que nos tienen acostumbrados los Coen.

El film, gira alrededor de cinco atracadores (interpretados por Alec Guinness, Herbert Lom, Danny Green, Cecil Parker y Peter Sellers) que utilizan la casa de una anciana para planear un atraco, simulando que son un quintento de cuerda y tienen que ensayar cada día. En realidad, todo el film gira alrededor de la anciana. Aunque sería más apropiado decir que prácticamente toda la trama gira alrededor de la casa donde vive la ancina y se aloja el Coronel Marcus, el personaje interpretado por Alec Guinness, con unos personajes que rozan la caricatura, sobretodo los atracadores (cada uno interpreta a un personaje diferente pero llevándolo al terreno del “cartoon”, el Coronel interpretando un personaje vehemente y con “tics” que recuerdan a los genios del cine mudo, Lawson One-Rown un gigantón de pocas luces, Louis con una pinta de gangster de medio pelo, el mayor Courtney compone un ladrón asustadizo, y curiosamente el personaje de Peter Sellers es el que menos caracterizado está), prácticamente todos ellos interpretan una caricatura de ellos mismos.

Todo ello sazonado con una magnífica puesta en escena, en la que todo confluye a la perfección y con ése humor inglés tan negro y que tanto nos gusta. McKendrick nos muestra un retrato cáustico, corrosivo, de la Inglaterra victoriana, de un Londres típico, neblinoso. La mayor parte del film está rodada en interiores, ya sea la casa de la anciana Wilbeforce, como la estación de tren o la comisaría; pero es en los momentos clave y más interesantes de la película en los que el rodaje es en el exterior, por ejemplo, la genial media hora final, que pone la guinda a un proyecto muy divertido en su defecto -e infinitamente superior al remake de los Coen-.
Filiûs de Fructüs
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