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España España · Valencia
Voto de almarsn1:
3
Thriller Cuenta la historia de Francisco Garralda (Maxi Iglesias), un joven universitario que, viéndose en una situación personal muy comprometida, recibe una oferta: matar a Espinosa, su profesor de psicología (Miguel Ángel Solá). Lo que convierte el encargo en singular es que el mismo profesor es quien ofrece a su estudiante esta manera de salir del aprieto que le asfixia. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2015
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asesinos Inocentes es el nuevo thriller juvenil de parte del cine español. Si anteriormente nos sorprendieron con Tres 60, una obra totalmente absurda con un protagonista plano y que su única obsesión es el surf, y con Combustión, una mala copia de Fast & Furious cuya única virtud es Adriana Ugarte, este año le toca dar toda esa “calidad” a la película de Gonzalo Bendala. Con solo ver el reparto ya se prevé que no va a ser ninguna maravilla y que busca atracción juvenil sin mayor pretensión que pasarse una hora y media gritando en el cine. Sorprendió el hecho de ver que era elegida en la sección oficial del Festival de Málaga, con lo que los rumores se dispararon hacia el rumbo que tal vez no era lo que todo el mundo se imaginaba y que poseía algún atractivo más, pero… no es así. Más de lo mismo y de lo mismo más: sinsentidos, ocurrencias inoportunas y risas ante las incongruencias.

Garralda (Maxi Iglesias) es un universitario que para aprobar su último examen debe superar una prueba que le pone su profesor de psicología (Miguel Ángel Solá), lo cual no sería de extrañar sino fuera porque se trata de matarlo. El argumento no es del todo malo, pues la curiosidad de cómo se desenvolverán los sucesos llama la atención, pero ni aun así consigue engancharte hasta conocer el final, a la escasa media hora ya estás totalmente abrumado deseando que se acabe esta historia soporífera, y que a cada paso que dan los protagonistas es todavía más absurda. Sin comerlo ni beberlo, un cuarteto de compañeros de clase (el guapo, el chulo, el listo y el precavido) se verá envuelto en este suceso, y ahí es donde comienza el verdadero debacle. Garralda es un estudiante que pasa de todo, no aprueba y su look consiste en conquistar a chicas, sin embargo su vida da tal giro que es capaz de convencer a todos con sus dotes dialécticos similares a un filósofo de renombre. El chico listo es tartamudo, lo cual no se sabe ni porqué ni para qué pues no aporta absolutamente nada, y está enamorado de la “novia” de Garralda, la cual le hace ojitos. El guapo está interpretado por Luis Fernández y deambula por pantalla sin saber por qué, solo se conoce que es mecánico. El precavido empieza siendo el típico “tontito” de la clase, del que todos pasan bastante y solo se le acerca el chico listo, sin embargo tras una primera noche movida (cuando todos se involucran en el caso del profesor) ya es el más malo de todos, amenazando y causando miedo en todos ellos.

Los comportamientos son totalmente absurdos, sin embargo no todo acaba ahí. El profesor quiere que le maten, hasta ahí todo correcto, sin embargo no se deja. No hay escena en que él no diga lo cansado que está de la vida, pero luego acaba salvándose él mismo sin ayuda. Es incongruente y está hecho para alargar una trama que no da para más de media hora. También aparece Aura Garrido interpretando a la “pareja” (por decirlo así) de Garralda, que al ver a su amado preocupado no duda en llamarle, y él tampoco duda en contarle a las primeras de cambio todo lo que ocurre. Como no, ella no se distancia y decide ayudar, aunque lo que acabe haciendo es estorbar. Afortunadamente es la única que resulta algo creíble en su papel, que está totalmente infravalorado y apenas aparece en algunos minutos decisivos. El de ella es otro de los comportamientos inútiles, pues cuando Garralda no le hace caso le hace ojitos al otro compañero, sin embargo cuando él se acerca pues ella se deja llevar.

La cantidad de giros que da este thriller es inimaginable, tan pronto todo está bien como está fatal, sin coherencia en estos sucesos. Garralda, aparte de este marrón, también está sometido a presiones por su ex-jefe, el cual le prestó dinero y no lo ve de vuelta. Seguidamente él está en su casa con su padre, tranquilo y con su gesto de ligón. Que por cierto, el padre está interpretado por Carlos Álvarez-Nóvoa, en un papel insultante hacia su carrera y que da la sensación que está hecho para reírse de él. No consigo entender porque aceptó semejante estropicio, a menos que necesite el dinero por cualquier cosa, lo cual me parece totalmente lícito.

El argumento es tan poco tenso y tan trillado que el final no podría ser más que todo lo patético que se puede imaginar. Si al menos estuviese bien resuelto… pero que se rían en la cara de todos de semejante forma es estúpido, sabiendo además que ese final se podría haber dado en cualquiera de las anteriores “escenas de tensión” en las que no ha ocurrido absolutamente nada y se han resuelto torpemente. Aun así no todo es malo, pues la hora y media que dura, al no tener ni chicha ni limoná, no cansa en ningún momento. Espero que las quinceañeros lo puedan disfrutar de la misma manera que hicieron con 3 metros sobre el cielo, pero a mí solo me ha causado rabia.

(Léase en Mundo Crítica www.mundocritica.com)
almarsn1
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