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España España · MADRID
Voto de Spark:
6
Ciencia ficción. Aventuras. Acción Año 2045. Wade Watts es un adolescente al que le gusta evadirse del cada vez más sombrío mundo real a través de una popular utopía virtual a escala global llamada "Oasis". Un día, su excéntrico y multimillonario creador muere, pero antes ofrece su fortuna y el destino de su empresa al ganador de una elaborada búsqueda del tesoro a través de los rincones más inhóspitos de su creación. Será el punto de partida para que Wade se enfrente a ... [+]
25 de diciembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un Spielberg que decide echar toda la carne en el asador en sus largos y ofrece una riqueza argumental en ellos inconmensurable, una trascendencia palpable, una pasión implicante y una profundidad madura y versada (hablo por supuesto del Spielberg de "La lista de Schindler" (1993), "Salvar al soldado Ryan" (1998), "Lincoln" (2012) o "War Horse" (2011)).

Luego está el Spielbergh conformista, que solo busca entretener a su público de forma irrelevante y pasajera pero lúdica y eficaz. "Ready Player One" pertenece a ese segundo grupo de largos y, si bien no aporta ese toque extra de magia irrepetible y calado cómplice que eleve ese cine de entretenimiento familiar (hablo de las notables "E.T." (1982), "A.I." (2001) o "En busca del Arca perdida" (1981)), tampoco es uno de sus peores largos de divertimento ligero.

Y es que "Ready Player One" tiene muchas atractivas virtudes sin ser por ello memorables, pero siendo suficientes como para cumplir su labor de banal y momentáneo disfrute. El film se basa en una novela de ciencia ficción de 2011, la cual pide a gritos una traslación a la gran pantalla pues tiene viajes por mundos virtuales a mansalva, homenajes por doquier a la cultura pop y al cine de los 70 y 80, y acción llamativa. Que tenga (en este caso, que carezca de ello) hondanadas, erudición y maduración ya es otra historia.

Los personajes son tópicos desde el villano de tebeo hasta el protagonista vehemente pasando por el interés romántico, y la aventura de victoria frente a la malvada corporación de turno es usual, revista y previsible (prefiero no mentar lo que incluso llega a caer en la incongruencia... pero es que lo ponen a huevo así que más en spoilers). Desde luego el tratamiento en el guion que realizan en esta ocasión Zak Penn, Ernest Cline y compañía es infantil, perezoso y trillado (si habla un personaje el espectador puede terminar la frase del otro, y los comportamientos que tienen parecen ser leídos en un manual y a veces ni casan con lo que vemos (más en spoilers)).

Por fortuna las cualidades del largo compensan estas pesadas carencias del guion y equilibran un relato que se hace en su conjunto una experiencia agradable y distraída en casi todo momento.

El guion, a pesar de su falta de inspiración, originalidad y arrojo en su aventura, cuenta con ciertas notas de desvergüenza y humor copartícipe que le sientan de maravilla al relato para conectar de tanto en cuanto con su audiencia y para dinamizar el relato (como el uso de la voz en off). Los homenajes y evocaciones a décadas pasadas resultan desenvueltas y desenfadadas (en mi caso el punto culmen de la trama se lo lleva toda la secuencia de su parodia a "El resplandor" (1980)) y, a pesar de que lo que se nos cuenta lo hemos visto ya y mejor (ejem, ejem, para aventuras de avatares virtuales, tenemos "Avatar" (2009) con mayor calidad tanto en su puesta en escena como en sus interpretaciones y libreto) se nos cuenta con el suficiente brío y la cadencia justa como para entretener prácticamente en todo momento.

La elegante percha hace el resto en cuestión de atracción para con el espectador. El diseño artístico resulta todo un acierto tanto para el vetusto y superpoblado mundo real cargado de grises como para el mundo virtual repleto de limpios filtros azules y de una iluminación admirable, rutilante y lustrosa. Desde luego la imaginería visual es notable (tal vez no sobresaliente como las de James Cameron y sus avatares, sus aliens y sus terminators) y el espectador la admira junto a sus personajes. Los efectos especiales amortizan su presupuesto y se lucen con creces con la espectacularidad y la fogosidad demandadas. Las escenas de acción atrapan gracias a ello; a los diseños y también al brío impuesto por Spielberg en su realización. El director de Ohio opta por el uso excelso de los planos semisubjetivos en movimiento, planos tremendamente variados e insertados de forma completamente pertinente y desenvuelta para energizar una trama que no nos dirá nada de enjundia ni tendrá el corazón sentimental de "E.T." o "Avatar".

Los actores por su parte le siguen al juego a la cinta y dan todo lo que les permite el guion (que no es mucho). Y la banda sonora de Alan Silvestri es apta, pero no es su mejor obra ni de lejos.

Estamos en definitiva ante una cinta de puro recreo, irrelevante en su fondo pero de calidad en su ejecución. No pasará a los anales de la historia del cine, ni siquiera dentro de su propio género, pero cumple el cometido que pretende en la audiencia. No es entrañable ni reflexiva, pero sí agradable y festiva (como vienen a ser las entregas recientes de los vengadores de Marvel). En la línea del Spielberg de "Mi amigo el gigante" (2016), "Atrápame si puedes" (2002), "El mundo perdido" (1997), "La terminal" (2004) o "Las aventuras de Tintín" (2011), mejor que "Hook" (1991) o "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" (2008) pero muy muy lejos de "E.T.".

Lo mejor: Sus efectos visuales y el diseño artístico.
Lo peor: La exigua construcción de personajes del guion...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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