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Voto de Verdebotella:
8
Drama Invierno de 1943. Durante la ocupación alemana de Francia, en un internado católico para chicos, Julián, un muchacho de trece años, queda impresionado por la personalidad de Bonnet, un nuevo compañero que ingresa en el colegio después de iniciado el curso. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2011
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Louis Malle describe con nostalgia la educación que recibió en esos antiguos colegios religiosos, abandonando ciertos clichés manidos sobre este tema. El director reconstruye con gran detalle no solo la vida de aquellos jóvenes y su naciente despertar sexual en el internado, sino la realidad social y política por la que Francia atravesaba. Como vemos en la película, el cineasta profundiza y reflexiona sobre conceptos como el comportamiento fraternal, el miedo y la cultura de paz, pero sin llegar a emitir un juicio de valores;sin ser persuasivo o crítico. Pretende que el espectador saque sus conclusiones. Malle se centra en mostrarnos con gran sensibilidad la convivencia de estos muchachos durante la ocupación alemana, no intenta demonizar a los nazis con elementos subjetivos ni clichés, solo se dedica a relatar una sucesión de hechos que llevó a que Julien sufriese las consecuencia de la invasión; dirigiendo de forma veraz, sin exageraciones ni sensacionalismo. Y esto es un gran punto a favor de su cine.

Destacar la sobria y efectiva fotografía de la película que nos transporta aquel escenario, un internado coloreado por luz fría y grisácea del invierno francés; un bellísimo paisaje apagado que nos muestra ese triste y sombrío lugar. El guion, de Malle, es sencillo en la presentación, sin embargo, dibuja perfectamente las características de los protagonistas; donde pone el punto es al mostrar la sinceridad y la inocencia de la infancia. La música apenas aparece en la película, sin embargo no echas en falta su presencia, aunque hay que destacar dos solos de piano (Schubert y Saint-Saëns) durante la presencia de la sensual y bella profesora de música (Irene Jacob), una música que dota de una gran emoción ese momento al film. Las interpretaciones recaen en su mayoría en los estos jóvenes que realizan con gran credibilidad los papeles, en especial, Julien y Bonnet, que resaltan por la naturalidad y sensibilidad que rebosan sus actuaciones, al igual que el resto del elenco.

El ritmo de la película es pausado, tranquilo, no intenta ser dramático ni efectista, porque conforme la película avanza vas adentrándote cada vez más en la vida de esos chicos y en la realidad en la que viven; culminando en un final tan emotivo a la par que desolador."Adiós, muchachos” es un bellísimo y triste relato de la infancia de estos muchachos, una poesía a la amistad y, al mismo tiempo, una dura denuncia contra las injusticias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Verdebotella
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