Empieza la peli y no te puedes creer que vaya a pasar nada muy malo (aunque sabes que sí). Las dos chicas se disgustan muchísimo cuando se les pincha una rueda en medio de la noche en una carretera perdida; se ponen furiosas, se asustan, no se quieren mojar, etc. En estas ocasiones siempre llueve, al menos en las películas. Se ve que aporta más efecto.

Obviamente, toman el camino más estúpido: ir por el bosque. Llegan a una casa y, muy confiadas ellas, piden auxilio. El que les abre es un puto loco que en su día fue un cirujano muy talentoso, pero al que se le ha ido la olla. Ellas no lo saben, por supuesto. Uno, como espectador, sabe que hace falta que ellas lleguen a la casa, entren y se queden, porque lo pone en la sinopsis. Aun así, al verlas allí te entra la urgencia de gritarles que se piren, que el doctor frankestein quiere hacer un tri-humano con ellas y con otro más.

Yo creo que a partir de ahí empecé a desconectar un poco; me parece que mi mente intentó no hacer mucho caso de lo que realmente estaba pasando allí: gente unida entre sí, siendo el primero el que come y los de detrás los que reciben (ya me entendéis). La película no es muy explícita, pero puede dar mucho asco si eres aprensivo. Yo aconsejo a quien la vea que haga lo que yo hice: no empatizar con nadie. A ratos es difícil, porque en concreto una de las chicas es muy expresiva con sus ojos; pero en general todo es tan horriblemente retorcido que es mejor mirarlo como quién mira una cosa que no está sucediendo.

Le pongo un 6 por la actuación del doctor maligno como un excelente psicópata, y añado que las demás actuaciones no están mal y la ambientación es correcta, inquietante y fría.

¿Por qué he visto esto? Ni idea, supongo que para ver si podía soportarlo. La respuesta es sí, pero tampoco ha sido una gran experiencia.

Huelga decirlo, pero absténgase los aprensivos.