Por fin vuelve el Spielberg que otrora fuese conocido como Rey Midas del cine de entretenimiento, después de casi 15 años de mediocridades decepcionantes y sin interés (exceptuando la infravalorada Tintín). Hacia mucho que Spielberg no conseguía emocionar como lo hace aquí.

Y no es que Ready Player One sea una obra maestra, está lejos de sus mejores blockbusters, pero es que sería injusto compararla con las obras maestras que tiene Spielberg en su curriculum. Es más justo compararla con sus homólogas contemporáneas, y ahí puede decirse que Ready Plaer One destaca en el cine blockbuster de la ultima década de la misma forma que lo haría un jugador All Star en un partido de rookies.

Me parece admirable cómo une dos generaciones; la Generación X y la Millennial, la de Regreso al futuro y la de Avatar, la de Pacman y la de Minecraft. Nostalgia y modernismo a partes iguales. ¿Que su éxito reside principalmente en el fan service? Por supuesto, pero esa es la realidad del cine actual y esta película no es solo una pasarela de referencias frikis.

Este es el producto de un trabajo bien hecho a todos los niveles; un guión fresco, una dirección con ritmo, una emotiva banda sonora, un casting acertadísimo (desde los actores conocidos a los chavales), un diseño visual acojonante sin el que no habria sido posible esta adaptación... Y de fondo un mensaje final que promueve una necesaria reflexión sobre el tipo de realidad al que nos dirigimos. Todo esto me lleva a catalogarla, tras acabar la primera mitad del año, como la mejor película de 2018 de momento. Una delicia, el último regalo de un genio creativo sin igual.