El punto de partida de esta peli es interesante, como en la mayoría de las de Sandler, es lo mejor de sus pelis, pero también como en la mayoría de ellas luego ese punto de partida acaba desaprovechado.

La peli empieza prometiendo una incisivo retrato de la cara oculta del mundo del humor, del drama tras las risas en la vida de esos comediantes de éxito (en lo que brillan más sus secundarios, ya que Sandler sabe rodearse de buenos cómicos prometedores como Rogen o Hill), con un tono tragicómico donde se intentan colar chistes agudos pero de fondo triste, de esos que te hacen pensar cuanto hay de broma y cuanto de verdad, que te hacen reír y a la vez reflexionar.

Pero pasan los minutos y no termina de encontrar totalmente el punto, no llega ni a hacer hacer demasiada risa ni tampoco a funcionar como drama, en mi opinión quizá faltaba en el guión alguna pluma un poquito más sesuda para conseguir eso, así que una buena idea que se va quedando a medio gas.

Pero lo peor viene a mitad de la peli, que es ya bien pasada la hora y pico, y es que uno de los problemas de esta peli es que dura casi dos horas y media innecesariamente. La segunda mitad de la película se lanza de lleno al género romántico, con todos sus cliches y lugares comunes, como si la historia tuviese vida propia y fuese autoconsciente de que siguiendo por el camino que llevaba iba a resultar fallida y decida dar un volantazo para abrazar una de las hasta entonces subtrama secundarias en busca de al menos cubrir costes en taquilla.

Y claro, una vez que se mete ahí, ya muy tarde, el que estuviese esperando lo que se le prometió en la primera mitad, se siente medio engañado. Aparte de que tampoco tiene el menor interés lo que la peli ofrece en su segundo tramo, ya que pierde por completo la gracia incisiva que tenía y como drama pasa de proponer un plato gourmet a proponer un fast food tipicón, así pues pierde en ambos sentidos y se hunde en el aburrimiento del desinterés.