Tras la gran expectación creada, me disponía a ver la mejor película del año, algo que tampoco sería muy complicado visto el añito que llevamos de cine. Comienza como una película de espías al uso, es decir, que no sabes ni por donde te da el aire, esto es, mucha acción al principio, miles de nombres que no conoces y muchas localizaciones de corrido. Cuando estas cerca de ubicarte y pillar un poco la trama, llega el efecto “rewind”. Al principio lo coges con una mezcla de ilusión y prudencia, pasados dos minutos, directamente eres consciente que no vas a entender nada de la película. Para sentirte bien contigo mismo, le preguntas a tus compañeros de butaca, y por suerte ellos tampoco pillaron ni moscas, y ya te quedas tranquilo. Intentas por todos los medios centrarte e intentar entender la densa trama junto con los rebobinados, pero hay un momento que entre que no llega bien el oxigeno por la mascarilla y todo el esfuerzo anterior, el cerebro dice basta, hasta aquí he llegado. A partir de este momento piensas en no pretender entenderla y simplemente dejarte llevar y disfrutar de las escenas de acción, persecuciones y tiros que te ofrecen este tipo de filmes. Pero claro, con el efecto bucle para atrás es como si gozaras viendo un partido de futbol rebobinándolo pero con sonidos molones, y atronadores o “disfrutar” viendo a Bruce Lee dando guayas invertidas. Así que lo único que te queda ya es esperar que los 120 minutos que faltan pasen rápido, preguntándoles a tus compañeros de asiento como ven el tema de la vuelta al cole con todo el lio que hay.

PD: el segundo visionado que recomiendan me lo haré cuando estudie física cuántica.
PD: por ser un poco benévolo y destacar también algo bueno, diré que las medidas anticovid del cine eran fabulosas.