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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
9
Drama A principios del XIX, durante las guerras napoleónicas, un teniente de húsares del ejército francés, el aristócrata Armand D'Hubert (Keith Carradine), recibe la orden de arrestar al teniente Feraud (Harvey Keitel) por haber participado en un duelo. Feraud, encolerizado, desafíará una y otra vez a D'Hubert durante quince años. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2008
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso observar como las primeras películas de directores que hoy en día están en la cresta de la ola se acaban manteniendo en en el olvido, y ello a pesar de ser películas de cierta calidad pese (o quizás precisamente a consecuencia) de los escasos medios con que las rodaron.

Este es el caso de la primera película de Ridley Scott, que adapta una novela de Joseph Conrad, ambientada durante las guerras napoleónicas. El film narra un duelo entre dos oficiales franceses interpretados por, Keith Carradine y Harvey Keitel, pero debido a diversos contratiempos, dicho duelo se prolongó durante varios años sin que hubiera un vencedor.

Scott encasilla semejante absurdo (el motivo de batirse son unas palabras irónicas algo por lo que hoy día nadie se enfadaría siquiera), dentro de lo que es el gran absurdo por antonomasia: la guerra. Con la paradoja que dos oficiales que luchan en el mismo bando se odian hasta desearse la muerte el uno al otro.

Scott nos muestra las diferentes fases del duelo, que se prolonga a lo largo de los años y por los diversos escenarios en los que intervienen las tropas napoleónicas en los que ambos contendientes coinciden, ya que pertenecen a diferentes cuerpos. De todas formas, no es el propósito de Scott de realizar una película histórica, sino más bien de resaltar los absurdo de algunas acciones humanas, ya que acaban atrapándote y se acaba siendo prisionero de unas convenciones que te pueden amargar la vida.

El director filma con energía y con imaginación, nos ambienta perfectamente en las guerras napoleónicas pero sin mostrarnos ninguna batalla, sólo alguna breve escaramuza. Todo ello con un sentido estético un tanto efectista (que será su marca de fábrica de futuras películas) pese a no ver escenas espectaculares. En lo que sí se detiene es en las consecuencias de dichas batallas (filmando el campo de batalla sembrado de cadáveres y destrucción), apoyándose en las estupendas interpretaciones de los dos actores protagonistas, cuya movimiento contínuo y la incertidumbre del desenlace evita que el film caiga en el aburrimiento.

También ayuda el sentido espectacular. efectista de Scott a la hora de filmar las diferentes escenas de los duelos, la base principal del film. Y ello sin abandonar cierta profundidad argumental a la hora de hablarnos de dos personas antagónicas ligadas en una situación que parece que nunca se va a acabar. Gran película para empezar.
manulynk
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