Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de manulynk:
10
Bélico. Drama Durante la guerra de Vietnam, al joven Capitán Willard, un oficial de los servicios de inteligencia del ejército estadounidense, se le ha encomendado entrar en Camboya con la peligrosa misión de eliminar a Kurtz, un coronel renegado que se ha vuelto loco. El capitán deberá ir navegar por el río hasta el corazón de la selva, donde parece ser que Kurtz reina como un buda despótico sobre los miembros de la tribu Montagnard, que le adoran como a un dios. (FILMAFFINITY) [+]
30 de marzo de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela de Joseph Conrad, “·El corazón de las tinieblas” fue durante muchos años una especie de pelota de ping-pong pasando de mano en mano (las de Orson Welles por ejemplo), hasta que fue a parar a un joven, y entonces poco conocido Francis Ford Coppola. Éste adaptó la base de la novela a la guerra del Vietnam, en la que el capitán Willard (Martin Sheen), recibe el encargo de localizar al coronel Kurtz (Marlon Brando), perdido junto a sus hombres más allá de las líneas enemigas. Dicha búsqueda significará un viaje en el sentido más ámplio del termino.
El viaje de Willard y sus ocasionales acompañantes, tras los pasos de Kurtz, supone mucho más que una simple búsqueda. Se podría decir que se trata de un viaje exterior, pero también un viaje interior, un viaje en el que a medida que avanza, la lógica y la razón van perdiendo su significado. Cada uno de los episodios que Coppola nos muestra van encaminados para prepararnos el encuentro con Kurtz, cuyo destino es la sinrazón, o cómo él mismo dice: el horror. Rodada prácticamente toda la película en exteriores, con pocos diálogos, que son complementados por la voz en off del protagonista, cuyos comentarios nos van iluminando mientras va recorriendo el camino hasta su meta final (con unos paisajes que a medida que avanza el metraje se van descontextualizando progresivamente, hasta llegar a su destino, en un lugar tan irreal que bien podría ser Vietnam o Haití o ninguno de ellos).
El director, por entonces considerado poco más que un novato, demostró un gran dominio del lenguaje narrativo, consiguiendo expresar en imágenes lo absurdo e inutil de la guerra en general, y del conflicto en particular, de en qué clase de personas nos acaba convirtiendo la guerra y de cómo somos utilizados para transformarnos en máquinas de matar y cuando ya somos necesarios, somos eliminados por otra máquina de matar. Todo esto consigue expresarlo Coppola en este film, de ritmo lento, con una apariencia entre surrealista y de pesadilla a veces, cuyas imágenes tienen la capacidad de quedarse impregnada en la retina del espectador, con algunas magníficas secuencias (la de los helicópteros con la banda sonora de Wagner protagonizada por Robert Duvall es de sobras conocida) en las que es imposible sustraerse a la absurdidad de la situación y al sinsentido a que nos lleva una guerra. Al excelente trabajo visual y puramente estético, hay que añadir el estupendo guión, en el que aprovechando un hecho puntual, acaba abarcando toda la dimensión de la cuestión, y en el que aunque físicamente no llegamos a ver a Kurtz hasta el final (aunque breve, impresionante interpretación la que nos brinda Marlon Brando), está presente prácticamente desde el inicio del film.
Esta es quizás una de las pocas películas sobre el Vietnam, en las que el problema se aborda desde una perspectiva general, de conjunto, y a pesar de tan ambiciosos planteamientos, son plenamente conseguidos por su director.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow