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Voto de Sibila de Delfos:
3
Musical. Drama Adaptación del famoso musical de Andrew Lloyd Webber, del mismo título. La trama gira en torno a una tribu de gatos -los Jellicles- durante la noche del año en que toman su más trascendente elección: la de decidir cuál de ellos renacerá en una nueva existencia. La producción teatral se representó ininterrumpidamente 21 años en el West End de Londres, mientras que en Broadway (Nueva York) se mantuvo 18 años en cartel.
21 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a empezar con lo bueno de Cats, que sí, lo tiene, aunque sea poco.
Es un acierto convertir a Victoria en el personaje central de la película y organizar la narración a su alrededor. Teniendo en cuenta que Cats no es un musical que tenga demasiada historia (de hecho, esta es mínima) y tampoco es uno de los musicales más logrados de Andrew Lloyd Webber en ningún aspecto (a pesar de su popularidad, su éxito y sus premios), sorprendentemente, la historia de los Jellycats y su competición por ver quién renace en una nueva vida celestial se entiende y se sigue mucho mejor que en el original escénico. Además, el espectador lo tiene fácil para identificarse con Victoria e ir acompañándola en su descubrimiento del clan y sus distintos miembros, en parte por una agradecida duración de apenas 100 minutos (menos que el original, que ya de por sí no es demasiado largo... pero es que, claro, no tiene mucho que contar) y en parte gracias al trabajo de Francesca Hayward. Parece mentira que la actriz, una debutante en esto de la interpretación, ya que ella es bailarina de carrera, sea la única capaz de aportar algo de emoción a su interpretación, destacando entre el resto de intérpretes como la única, repetimos, que parece saber dónde está y quién es su personaje.
Y ya. Aquí acaba lo bueno de Cats, la película.
Porque el resto es un desastre se mire por donde se mire. Cuesta imaginar cómo se convenció a tantos y buenos intérpretes para prestarse a hacer esto. ¿Sería por el dinero que se les iba a pagar? ¿Sería por el nombre del musical en sí y el prestigio de Lloyd Webber como compositor? ¿Sería por Tom Hooper y los resultados espléndidos que había logrado años atrás con Los Miserables) No lo sabemos, pero sinceramente dudo que ninguno de estos actores viera el resultado final y pensara que esto había merecido la pena. O quizás se lo plantearon antes, cuando se vieron disfrazados de gato en el set de rodaje, en vista de las caras que tiene muchos durante todo el metraje. Cuesta todavía más imaginar quién dio luz verde a este desaguisado y pensó que esto estaba para estrenarse. Y cuesta, sobre todo, decidir qué es lo peor: la espantosa presencia de un Jason Derulo desmadrado; la brevedad e intrascendencia de Taylor Swift; el cambio de sexo sin sentido de Old Deuteronomy (pobre Judi Dench), que no sabemos si obedecerá a los tiempos de nuevo feminismo que vivimos; que Jennifer Hudson, una excelente intérprete, dé vida a Grizabella cuando se supone que esta es una gata anciana y ajada; la estética tan sumamente fea que tiene la película, con esos colorines imposibles; lo que le cuesta mantener el ritmo con tanta, tantísima canción de presentación de personajes (esto no es culpa de la película, sino del material original que adapta) o por supuesto unos efectos visuales espantosos que hacen flaco favor a unos actores visiblemente incómodos con los maquillajes, los vestuarios y encima el desaguisado que les han hecho con ese CGI de andar por casa. Es tremebundo el efecto que causa en el espectador ver esas caras digitalizadas y sin expresión. Horroroso.
Una catástrofe así podría acabar perfectamente con la carrera de un director, aunque se trate de Tom Hooper. Si no lo va a hacer es precisamente porque el realizador de El discurso del rey aún goza de prestigio gracias a sus películas anteriores y porque en el mismo 2019 acertó de pleno gracias a su labor como creador, productor y director de La materia oscura, la excelente serie que adapta las novelas de Phillip Pullman. Suerte ha tenido. Si no fuera por eso, igual jamás volvíamos a saber nada de Tom Hooper, porque un desastre así sin duda se llevaría por delante la carrera de muchos.
Equivocada de principio a fin. Una lástima.

Lo mejor: Francesca Hayward, la única que logra algún resultado interpretativo, y la mejorada narración de la mínima historia que cuenta respecto al musical escénico.
Lo peor: ¿Por dónde empezar? La desgraciada interpretación de prácticamente todos sus actores y actrices, el horrible CGI, la feísima estética, lo absurdo que resulta todo...
Sibila de Delfos
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