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Voto de Sibila de Delfos:
8
Musical. Fantástico Mary Poppins (Emily Blunt) es la niñera casi perfecta, con unas extraordinarias habilidades mágicas para convertir una tarea rutinaria en una aventura inolvidable y fantástica. Esta nueva secuela, vuelve para ayudar a la siguiente generación de la familia Banks a encontrar la alegría y la magia que faltan en sus vidas después de una trágica pérdida personal. La niñera viene acompañada de su amigo Jack (Lin-Manuel Miranda), un optimista ... [+]
22 de diciembre de 2018
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que el terreno natural de Rob Marshall es el musical. Y con esto no estamos queriendo decir que el realizador de Chicago, Nine o Into the woods sea un genio de la dirección cinematográfica. De hecho, no lo es. Sin embargo, conoce muy bien el mundo del musical y eso le basta y le sobra para ponerse tras la cámara en una película como El regreso de Mary Poppins. Lo que le falta de técnica y sabiduría cinematográfica lo compensa con el mimo que pone en las secuencias musicales y unos planos correctos en las escenas de diálogo.
Sinceramente, he dudado sobre qué nota ponerle a esta cinta. Al final me he decidido por la que creo que es más justa, pero no les extrañe que en un determinado momento le suba la puntuación a 9. ¿Por qué? Pues porque se lo merecería, sin duda. No hay más que ver la película en una sala de cine y escuchar los aplausos del público al terminar o tras los números musicales, o cuando Mary Poppins hace su aparición, para darse cuenta de que el objetivo se ha conseguido. No puede haber mayor elogio para una película, del tipo o género que sea.
El regreso de Mary Poppins es un triunfo porque es exactamente lo que el público esperaba de ella. Es mágica, es tierna, es divertida, es emotiva, es encantadora y devuelve no sólo la sensación que causa aún hoy la original sino también esa necesaria vuelta a la niñez que termina siendo la moraleja final de la historia. Y además, es que es una muy buena película. Esperen a ver la secuencia animada, una joya absoluta, una mini-película dentro de la película, o números musicales como los del baño o los faroleros. Digan si no se emocionan con las dificultades de la familia Banks, o que no se les remueve nada por dentro al ver aparecer a Mary Poppins desde el cielo de Londres. Detrás de todo eso está el talento de David Magee, que ya demostró en Descubriendo Nunca Jamás que no hay guionista mejor que él para escribir historias llenas de amor y emoción en la capital inglesa. La música nueva, obra de los prestigiosos Marc Shaiman y Scott Wittman (Hairspray, Catch me if you can), está a la altura del trabajo mítico de los hermanos Sherman, respetando su estilo y aportando piezas bellísimas como "The place where lost things go", "A cover is not the book" o "Nowhere to go but up".
Aunque no todo es bueno, o mejor dicho, hay cosas menos positivas. Es excesivamente larga, de eso no hay duda, y lo es porque se introducen canciones y personajes que no eran realmente necesarios (la secuencia de Topsy Poppins, por ejemplo, por mucho que nos dé la posibilidad de ver el infinito registro e infinito acento de la mejor actriz de la historia, Meryl Streep), algo bastante común en muchos musicales, por cierto. Además, resulta extraño que el guión olvide durante tanto rato a Jane y especialmente a Michael, que terminan por ser personajes bastante secundarios pese a su repunte final. Por otro lado, la película vive de la nostalgia perpetua y el homenaje a la cinta original, y eso le impide tener personalidad propia, algo que no le hubiera venido mal. Tanto es así que hay números, como el citado de Topsy o el espectacular baile de los faroleros, que son calcos muy claros de otros números de la película de 1964.
Pero, como decimos, no hay duda sobre su calidad, su encanto, su entretenimiento y por supuesto sobre el trabajo excelso de sus actores. Todos, sin excepción, están soberbios, pero destaquemos a cinco. Emily Blunt está grandiosa. sin necesidad de imitar a Julie Andrews, clava la esencia del personaje de Mary Poppins, con esa mezcla irresistible de severidad, humor (ver cuando John le pregunta cuánto pesa), corazón y talentazo para cantar y bailar, ya demostrado por la actriz en Into the Woods. Ben Whishaw, a pesar de tener que lidiar con decisiones de guión un tanto extrañas, se basta y se sobra con tres apuntes (mirada triste, hombros encogidos, nerviosismo) para contarnos quién es Michael Banks. Lin Manuel Miranda, que va a ser descubierto aquí por el gran público, es una delicia de contemplar por su increíble talento para el musical y por el encanto que rezuma su Jack (ver su relación con Jane). Además, ha logrado que entren detallitos que apuntan directamente a su obra maestra, Hamilton, que él ha compuesto y protagonizado en su totalidad. Y qué decir de Dick Van Dyke y Angela Lansbury, que son dos estrellas absolutas, a sus 93 años, y cuya presencia es la guinda del pastel por su humor y la ternura de su interpretación en dos personajes breves, pero importantísimos.
En definitiva, una delicia para toda la familia y para todos los que siguen manteniendo su ilusión infantil. Nunca hay que perder eso.

Lo mejor: Los actores, excelsos todos (incluidos los niños, fabulosos), los números musicales y su inagotable capacidad para emocionar.
Lo peor: Es demasiado larga y, en ciertos aspectos, demasiado dependiente de la alargada sombra de su predecesora.
Sibila de Delfos
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