A estas alturas, criticar el estilo de Michael Bay es una pérdida de tiempo y una absurdez.
El realizador de Armaggedon sigue haciendo su cine palomitero, para pasar un rato de entretenimiento sin cerebro en una sala, y la verdad es que no tiene nada de malo. A quien no le guste, pues que no mire. Fácil.
Sin embargo, a pesar de esto, hay muchas cosas que se le pueden criticar a Ambulance. La primera y más importante es su duración. La película dura casi dos horas y diez minutos. Sí, sí, han leído bien. ¡Dos horas y diez minutos! Para una historia que, perfectamente, se podría haber despachado en 90 minutos, o incluso 80. Hubiese sido una buena decisión, desde luego, que hubiera permitido ir al grano y no perder media hora inicial en presentar personajes y situaciones tan planos como una tabla de surf y más tópicos que los de un telefilme de sobremesa. Además, es que el tema de una persecución adrenalítica por Los Angeles, pasada por el tamiz de la desesperación de un pobre padre de familia, ya la hemos visto antes mil veces. De hecho, existiendo un clásico como Speed, no se entiende muy bien por qué se sigue insistiendo en el mismo tema.
Aun así, es innegable que Bay sabe ofrecer a sus fans exactamente lo que esperan: poco espacio para pensar, mucho espectáculo, escenas de acción con un montaje acelerado (algo de lo que siempre se ha acusado al realizador, de ser excesivamente deudor de la mesa de montaje) y actores carismáticos. Eiza González, intérprete mexicana vista en Baby driver o Godzilla vs. Kong, está estupenda como la doctora secuestrada por los atracadores, y aguanta el tipo perfectamente frente a dos monstruos como son Jake Gyllenhaal y Yahya Abdul-Mateen II. Su personaje es aquel con el que el público tiene que identificarse, y sin duda la actriz logra tan importante cometido. Abdul-Mateen II sigue demostrando que su momento de moda, aunque pasará, no es porque sí. Tiene un carisma apabullante, y una versatilidad que le permite brillar en cualquier género, independientemente de que después la película tenga más o menos éxito. Y de Gyllenhaal ya hace muchos años que queda poco por decir, y aunque este tipo de personaje de chico malo no sea el que mejor le va, lo cierto es que es de esos actores que es capaz de bordar cualquier rol y que hace fácil el difícil arte de interpretar.
Pasable, muy pensada para los fans del peculiar estilo de su director, pero bastante floja en casi todos los aspectos.

Lo mejor: No decepcionará a los fans del director, y la interpretación de Yahya Abdul-Mateen II, Eiza González y, sobre todo, Jake Gyllenhaal, es bastante buena.
Lo peor: La duración es indefendible, y todo suena a gigantesco dejà vu.