Dejando de lado que K-Pax tiene parecidos más que sospechosos con la cinta argentina Hombre mirando al sudeste, y que tiene también mucho que ver con Alguien voló sobre el nido del cuco, es una película satisfactoria.
Desde luego no es una obra maestra, y su mayor atractivo es la pareja que forman Jeff Bridges y Kevin Spacey (entonces uno de los actores más prestigiosos, con dos Oscar a sus espaldas, y hoy totalmente defenestrado por sus escándalos y acusaciones de abuso), pero la trama tiene algo de magia, sin duda, y consigue interesar al espectador para que se quede hasta el final y pueda ver si la gran pregunta es contestada o no. ¿Es Prot realmente un alienígena, o sólo alguien con problemas psicológicos? ¿O ambas? La respuesta, al final de la película.
La pena es que la película naufraga justamente ahí, en un final excesivamente edulcorado y con mucha moralina que no le sienta nada bien. No obstante, una cinta con elementos interesantes.

Lo mejor: Es entretenida, y los dos actores principales son fabulosos.
Lo peor: La moralina final, y el hecho de que esté más o menos demostrado que es un plagio de Hombre mirando al sudeste.