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Voto de Sibila de Delfos:
7
20 de mayo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cold War es una hermosísima película.
Ojo, no es esa obra maestra que se ha dicho, tampoco. Y no lo es porque, como a tantas y tantas películas "importantes" y premiables (especialmente europeas), le falta ritmo y le faltan tramas secundarias o personajes complejos e interesantes que apoyen a los protagonistas. Aquí no los hay, por desgracia (Irena y Michel tienen su interés, pero les falta desarrollo y minutos en pantalla). Cold War son Zula y Wiktor, y sin duda esa es la mejor baza de la cinta. Esa y, por supuesto, el excelente trabajo de dirección de Pawel Pawlikowski, con ese formato 4:3 y esa fotografía en blanco y negro extraordinaria.
Pero Zula y Wiktor lo copan todo, y es una delicia. Se trata de una de las más bellas y, quizá, trágicas que hemos visto en los últimos años. Todos sus momentos juntos en la pantalla son de una belleza sobrecogedora, porque sus sentimientos llegan al espectador, que los acompaña en esa historia de pasión a través de los años, de encuentros y desencuentros, de muchas palabras y también muchos silencios. Tanto Tomasz Kot como Joanna Kulig hacen un trabajo igualmente bello que permanece en la memoria del público durante mucho tiempo.
En una palabra, preciosa.
Lo mejor: Su belleza y sensibilidad, y la interpretación de Joanna Kulig y Tomasz Kot, fabulosos.
Lo peor: Le falta ritmo.
Ojo, no es esa obra maestra que se ha dicho, tampoco. Y no lo es porque, como a tantas y tantas películas "importantes" y premiables (especialmente europeas), le falta ritmo y le faltan tramas secundarias o personajes complejos e interesantes que apoyen a los protagonistas. Aquí no los hay, por desgracia (Irena y Michel tienen su interés, pero les falta desarrollo y minutos en pantalla). Cold War son Zula y Wiktor, y sin duda esa es la mejor baza de la cinta. Esa y, por supuesto, el excelente trabajo de dirección de Pawel Pawlikowski, con ese formato 4:3 y esa fotografía en blanco y negro extraordinaria.
Pero Zula y Wiktor lo copan todo, y es una delicia. Se trata de una de las más bellas y, quizá, trágicas que hemos visto en los últimos años. Todos sus momentos juntos en la pantalla son de una belleza sobrecogedora, porque sus sentimientos llegan al espectador, que los acompaña en esa historia de pasión a través de los años, de encuentros y desencuentros, de muchas palabras y también muchos silencios. Tanto Tomasz Kot como Joanna Kulig hacen un trabajo igualmente bello que permanece en la memoria del público durante mucho tiempo.
En una palabra, preciosa.
Lo mejor: Su belleza y sensibilidad, y la interpretación de Joanna Kulig y Tomasz Kot, fabulosos.
Lo peor: Le falta ritmo.