"- Sí, señor comisario, también yo le conozco a ese hombre. Es uno de los mayores camorristas de Nápoles y hace años que vive como un señor.
- A veces la Policía también descansa.
- Sí, como el Padre Santo, pero para ustedes parece que todos los días son domingo".

Vista dos veces, la primera de ellas, pensé esto de ella:

"Entretenidísima película, que cuenta con actores venidos a menos, pero que resulta francamente agradable. El muy veterano Barry Sullivan, en un papel de malo malísimo, lo hace de maravilla.
Lo dicho, espectacular, de ritmo agilísimo y bien realizada.
Violenta como pocas".

Vista por segunda vez, durante la fase II del estado de alarma provocado por el maldito Covid-19, debo confesar que mi opinión es bastante diferente de la primera vez.
Ahora me ha parecido un film más bien mediocre, con alguna buenas escenas, como la del funicular y la pobre pasajera, pero en conjunto creo que le falta un mayor ritmo pues a veces los ruidos de las escenas de acción no dejan ver las nueces del argumento interno, aunque las escenas con la cámara en la motocicleta a toda pastilla por las callejuelas de Nápoles tienen mucho mérito.
De todas formas sí que es cierto que aspectos como el montaje son buenos y es grata la presencia, como ya apuntaba en mi primera visión del filme, de actores veteranos que, como en el caso de Barry Sullivan, ya estaban en su ocaso.

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