Pensé que juntando a Vinterberg y a Mads no podría salir defraudado, pero la realidad es que me quedé a medias:
Todo apuntaba a que Thomas Vinterberg haría una película analizando el hábito de las sociedades actuales al consumo de alcohol. De hecho, la escena-prólogo con los adolescentes participando en la Race del alcohol parece que ya señala la nocividad. Pero el viraje del rumbo que toma "Otra ronda" en un momento dado primero me dejó perplejo, para concluir posteriormente que el director había traicionado la propuesta.
El planteo es bueno: ya desde hace unos cuantos años, el consumo de alcohol es una costumbre social arraigada e incluso muy valorada. En la película se observa en un momento dado cómo algunas figuras importantes del mundo de la política estaban afectadas por el consumo de bebidas alcohólicas. Lo cierto es que, como se ve en la cinta, este consumo es apoyado y patrocinado por las instituciones del Estado. Y no es algo nuevo, aquí en España ya se hizo viral en los años 80 con la famosa frase de Tierno Galván, "¡a ponerse todos!". Por más que luego se critique en los medios al vulgo borrachil, lo cierto es que hay una complicidad solapada con esta práctica, y es por ello que apenas hay casi nadie que escape, en algún momento de su vida, a esta acción.
Thomas Vinterberg pareciera que iba a ser claro, a mostrar el asunto con todas las consecuencias. Y avanza bastante sólido durante gran parte del metraje. Lo del experimentar con el porcentaje de alcohol en sangre me parecía un poco ridículo, me pareció una manera de autoengañarse de los 4 amigos de lo más tonta. Pero lo acepté porque en realidad, hoy día, cualquier afirmación que sale en los medios de comunicación, es aceptada e integrada por la población sin la más mínima discriminación. También era raro que 4 adultos se iniciaran a beber a una edad en la que ya no están para esos trotes. Pero el argumento parecía apuntalarse bien.
En un momento dado, el Director se torna hacia lo acomodaticio para ya no abandonarlo. Lo realmente inverosimil hace su aparición para concretarse en un filme buenista. Aunque sea el final que uno desea, todos felices y bailando, no nos engañemos, algo nos dice que el desarrollo está "arreglado" para que termine bien. Una lástima, Vinterberg traiciona todo lo que nos había estado contando y plasma unos 20 minutos finales que no me los trago (nunca mejor dicho).
La muerte del amigo no se entiende bien. Tratar de vendernos que con la ingesta de alcohol, hasta cierto grado, nos permite desenvolvernos hasta el punto de mejorar las clases, me parece una falacia. La idea de que ciertos personajes históricos mejoraron sus trabajos artísticos gracias al alcohol es tendenciosa, sin ningún rigor, pues han muchos aspectos que no se tienen en cuenta antes de hacer tamaña afirmación sin que sea manipuladora.
No descarto que el sentido final del filme sea el contrario a lo que parece. Es decir, el final real es que lo que gana el alcohol, el vicio, es lo que elige al final el personaje de Martín, elige su placer personal, su poción mágica para resolver sus carencias...pero entonces ese final tan festivo y alegre, que apunta a liberación, es engañoso.
Para comprender bien el tema del consumo de alcohol se requiere conocer bien la historia y desarrollo de éste desde que surgió hace ya algún milenio, invito a investigarlo, desde luego es una visión errónea el creer que esto a formado parte de las sociedades desde siempre.

"Otra ronda" se ve con agrado, se escucha con agrado... no está bien cosido el conjunto, me temo.