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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Drama. Romance Año 1851. Ada, que es muda desde niña, acaba de enviudar. Un matrimonio concertado la obliga a dejar su Escocia natal y viajar a Nueva Zelanda, acompañada de su hija y de su piano. Allí conoce a su futuro marido, un próspero granjero que se niega a llevar a casa el piano. Abandonado en la playa, el instrumento será rescatado por un vecino que establece un extraño pacto con Ada: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar. (FILMAFFINITY) [+]
20 de enero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He vuelto a ver esta película y lo cierto es que la he disfrutado más que antes.
En un principio se me hizo extraña, poco creíble, lenta e ilógica. La verdad es que me hacía bostezar y ni su magnífica banda sonora, impedía que me adormilara.
Ahora la he apreciado de otra manera. Qué verdad es que muchas películas han de verse con el estado de ánimo adecuado para poder apreciarlas.
Esta vez me he olvidado de tratar de racionalizar esta historia y simplemente me he sumergido en la historia de esta mujer, muda desde los seis años por algún trauma del que ella no guarda ningún recuerdo y viuda con una hija pequeña, que se volverá a casar en un matrimonio concertado con un hombre al que no conoce, que vive en los confines del mundo conocido...La Nueva Zelanda del siglo XIX, un territorio salvaje e inexplorado.
Hasta allí viajará a un mundo inhóspito, sólo con sus dos más preciadas posesiones...Su hija y su piano, que son su alma en su solitario e introvertido mundo.
Pero cuando llega allí, su desconocido nuevo marido se negará a llevar el piano, alegando que es un trasto pesado e inútil en su pequeña vivienda y obligándola a abandonarlo en la playa.
Éste no es un buen comienzo...Harvey Keitel, que interpreta a un vecino de esas tierras, un rudo y asilvestrado hombre, adivina el poder de ese piano y se ofrece a comprarlo a cambio de unas tierras, con la condición de que la dama le de clases de piano.
Lo que comienza con un trato a regañadientes, se irá convirtiendo en una historia de pasión y erotismo, cuya atmósfera salvaje, al ritmo de las teclas del piano, poco a poco irán fascinando al espectador, llevándole por los caminos del amor, erotismo, venganza y tragedia sin que se de cuenta, arrullado siempre por esas notas musicales que le transportan.
Una película para sentir y no pensar. Una película que gana con un segundo visionado.
Y no, no es una película feminista como he leído en algunas críticas. Es una película femenina. Profundamente femenina.
Izeta
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