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Voto de Morris Laski:
8
Drama David, un niño coreano-americano de 7 años, ve cómo a mediados de los años 80 su vida cambia, de la noche a la mañana, cuando su padre decide mudarse junto a toda su familia a una zona rural de Arkansas para abrir allí una granja, con el propósito de lograr alcanzar el sueño americano. (FILMAFFINITY)
3 de marzo de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3 de marzo 2020
Comienzo con la explicación del significado del nombre. Es una planta comestible, de la familia del perejil y el apio. Evidentemente el director Lee Isaac Chung eligió esa planta como símbolo, es alimento pero a costa de un sabor fuerte que puede ser amargo o picante. También aclaran que crece bien y se adapta a cualquier lugar en que se plante, expresando así que la historia que cuenta puede suceder en cualquier parte del planeta.
Así es la vida de esta familia de inmigrantes coreanos buscando un lugar en Estados Unidos para elevar su nivel de vida.
Como la gran mayoría de los filmes orientales, pese a estar hecha en Estados Unidos tiene el ritmo lento que acostumbramos ver en el cine asiático.
Parte del diálogo es en coreano, la mayoría de los actores son de raza amarilla, incluido el director.
Resalta mucho la diferencia de culturas, por más que los coreanos quieran asimilarse a la vida norteamericana. Se ve incluso –o sobre todo- en la forma de encarar la religión.
A medida que transcurre la acción lo que parece una pintura superficial en la vida familiar va desembocando en un drama fuerte, pero la mano del director lo hace a la perfección, sin entrar en cursilerías, centrando casi todo en el personaje del niño.
El trabajo de dirección de actores es impecable. Todos están de correctos hacia arriba, incluyendo especialmente a los niños.
La banda sonora y la fotografía pasan a un segundo plano pero están muy correctas, especialmente la fotografía.
Es drama, sí; es tierna, sí; tiene humor, también; habla de los problemas de inmigrantes, de la tragedia que fue la guerra de Corea, de amor de pareja, de creencias religiosas, del despertar de un niño a la vida, de conflictos generacionales, de inmigrantes que se aprovechan de otros inmigrantes, de los efectos de la vejez y la enfermedad. Todo bien expresado tanto en los diálogos como en la escena.
No me explico cómo funciona el reglamento de los globos de oro, ya que la película es norteamericana, pero merece el premio que se le dio como la mejor “de habla no inglesa”.
Por mi parte le doy un 8 en 10.
Morris Laski
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