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Voto de harryhausenn:
8
7,0
1.200
Drama
Un aspirante a escritor regresa a su pueblo natal en Turquía, pero se siente abrumado por las deudas y problemas que tiene su padre.
1 de octubre de 2018
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años hemos visto evolucionar el cine del director de manera espectacular. Aunque las escenas largas siempre han abundado en su filmografía, cada vez los diálogos están más elaborados al punto de parecer improvisados, como si dos amigos tomasen un café sin ser conscientes de las cámaras. También sus películas son cada vez más largas superando las tres horas, el simbolismo de sus planos cada vez mejor ejecutado, las imágenes sorprenden más por su belleza y su contundencia. Sus personajes, simpáticos en un principio, van mostrando poco a poco sus sombras hasta resultarnos antipáticos e insoportables. Sus historias miran cada vez más a la literatura rusa, adaptando escenas de Tolstoi y Dostoievski. En Winter sleep, por ejemplo, el niño que ha de besar la mano al protagonista y el padre de éste que rechaza el dinero de la familia son calcos de los pasajes de la familia de Sneguiriov en Los hermanos Karamazov. Con los años, Ceylan no sólo refina su gusto sino que además pule su estilo.
Wild pear tree es la sublimación de todas estas técnicas, un techo creativo para un director cada vez en mejor forma. Narra la historia de un joven escritor que vuelve al pueblo en el que creció. Sus rencuentros con su familia y sus amigos mientras intenta recuperar la inspiración para terminar la novela que da título a la película. El peral salvaje es aquel árbol que da peras pero que sus frutos son imperfectos, con sabor demasiado amargo. Pese a ello, son frutos con los que se pueden preparar platos deliciosos. Metáfora del padre del protagonista, marginado por sus vecinos por deberle dinero a todo el pueblo y por embarcarse en una odisea quijotesca: cavar un pozo en un terreno sin acuíferos.
Wild pear tree es la sublimación de todas estas técnicas, un techo creativo para un director cada vez en mejor forma. Narra la historia de un joven escritor que vuelve al pueblo en el que creció. Sus rencuentros con su familia y sus amigos mientras intenta recuperar la inspiración para terminar la novela que da título a la película. El peral salvaje es aquel árbol que da peras pero que sus frutos son imperfectos, con sabor demasiado amargo. Pese a ello, son frutos con los que se pueden preparar platos deliciosos. Metáfora del padre del protagonista, marginado por sus vecinos por deberle dinero a todo el pueblo y por embarcarse en una odisea quijotesca: cavar un pozo en un terreno sin acuíferos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La historia viene a representar la muerte del idealismo del estudiante de ciudad que recibe un tortazo de realidad cuando se enfrenta tanto a sus orígenes como a su futuro. Se nos presenta como un chaval sensible y con inquietudes hasta que poco a poco se va revelando como un joven tan cruel como ingenuo y tan apático como engreído. Las más de tres horas de metraje son necesarias para ver esta evolución de manera verosímil y también para asistir a su redención en el desenlace. Paulatinamente el protagonista va siendo consciente del brillo de la figura paterna, de la autenticidad, de la humildad y del enorme parecido de ambos pese a las deudas, el alcohol y la depresión. Un brillo que el joven sólo es capaz de ver cuando la gente de su infancia se van revelando como mediocres. Su primer amor que se ha convertido en mujer sumisa, su vecino como antidisturbios que aporrea a los manifestantes contra Erdogan, sus compañeros de clase que se han vuelto religiosos reaccionarios, una madre y una hermana indiferentes a su carrera, unos ídolos que se venden al circuito comercial...
Esto último en concreto sale a la luz en una escena central del film. Un diálogo en una librería con un autor ante la mirada atenta de Kafka, Virginia Woolf, García Márquez, Simone de Beauvoir y otros escritores desde unos pósters gigantes. Una crítica hacia el mundo artístico y al autor mismo en el que el joven debutante desilusionado al creerse el próximo genio revolucionario se encuentra ante un sistema en el que lo que importa para mantenerse vigente es ganarse el favor del público mediante las ventas. Podemos ver la identificación del director con su joven personaje y la inspiración del cineasta en la alta literatura en este segmento. La disputa con el escritor termina con una estatua de un puente que cae al río y una turba enfurecida que persigue al protagonista, obligado a refugiarse en el interior de la estatua del caballo de Troya, por la que asoma su cabeza, remarcándose así esa personalidad oculta y dañina que brotará poco a poco. Además, esta escena marca el tono de la película donde se desdibuja la realidad y el sueño, lo figurativo de lo metafórico.
Hay una serie de escenas dignas de enmarcar por su belleza, la mayor parte de ellas relacionada con lo onírico o lo simbólico: un bebé con la cara llena de hormigas, un hombre inconsciente junto a un árbol, un cuerpo que cuelga en el pozo, pero quizás el momento más bonito sea la conversación del joven con su amor de juventud, mientras unas garrafas de agua se llenan en la fuente el silencio reina, ella se quita el velo, el viento acaricia las hojas que se desprenden, los rayos del sol se esconden entre el follaje de los árboles. Una obra tan potente como profunda que asegura el interés por el futuro de la carrera de Ceylan.
hommecinema.blogspot.fr
Esto último en concreto sale a la luz en una escena central del film. Un diálogo en una librería con un autor ante la mirada atenta de Kafka, Virginia Woolf, García Márquez, Simone de Beauvoir y otros escritores desde unos pósters gigantes. Una crítica hacia el mundo artístico y al autor mismo en el que el joven debutante desilusionado al creerse el próximo genio revolucionario se encuentra ante un sistema en el que lo que importa para mantenerse vigente es ganarse el favor del público mediante las ventas. Podemos ver la identificación del director con su joven personaje y la inspiración del cineasta en la alta literatura en este segmento. La disputa con el escritor termina con una estatua de un puente que cae al río y una turba enfurecida que persigue al protagonista, obligado a refugiarse en el interior de la estatua del caballo de Troya, por la que asoma su cabeza, remarcándose así esa personalidad oculta y dañina que brotará poco a poco. Además, esta escena marca el tono de la película donde se desdibuja la realidad y el sueño, lo figurativo de lo metafórico.
Hay una serie de escenas dignas de enmarcar por su belleza, la mayor parte de ellas relacionada con lo onírico o lo simbólico: un bebé con la cara llena de hormigas, un hombre inconsciente junto a un árbol, un cuerpo que cuelga en el pozo, pero quizás el momento más bonito sea la conversación del joven con su amor de juventud, mientras unas garrafas de agua se llenan en la fuente el silencio reina, ella se quita el velo, el viento acaricia las hojas que se desprenden, los rayos del sol se esconden entre el follaje de los árboles. Una obra tan potente como profunda que asegura el interés por el futuro de la carrera de Ceylan.
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