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Voto de zinanox:
9
Western. Intriga Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
4 de febrero de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya dos años que Django me dejó relativamente tibio. Digo relativamente porque este hombre sacaría una buena película hasta de cómo se seca una pared recién pintada. Pero como que me mosqueaba que el mismo Quentin Tarantino se hubiese limitado a contar una historia en el fondo tan convencional dejando pasar la oportunidad de diseccionarla y ponerla del revés y voltearla y exprimirla y desnudarla y, en fin, desplegar su magia para nuestro impagable deleite.
En la crítica a la misma que le dediqué en su momento me centre en dos cosas: señalar los aspectos a mi juicio más flacos e impropios y formular un deseo: el de que el próximo proyecto de QT aparcase los antojos estéticos y el efectismo y regresara a sus orígenes.
Así pues, cuando me enteré de que su próxima película iba a ser otro western se me hizo de noche; el pesimismo se me apoderó, lo confieso, y di por hecho que el gran Tarantino había tirado la toalla y delegado el mando de la nave definitivamente, que ya había renunciado a innovar, que ya solo aguardaba la jubilación y que su declive era ya inevitable.
Lo diré alto, claro y con una sonrisa de oreja a oreja:

NO PODÍA ESTAR MÁS EQUIVOCADO.
¡ ¡ ¡ V A Y A P E L I C U L Ó N ! ! !

El amigo Quentin ha vuelto y está que se sale.
Una docena de actores, un refugio de montaña, algún camino de loma, un par de coches de caballos, unas cuantas armas y mucha nieve. Dale esto a un director cualquiera y se meará encima sin saber ni por donde empezar. Dáselo al de Knoxville y serás todo suyo durante casi tres horas.

De nuevo, como en sus primeros trabajos, el tiempo, el espacio y los puntos de vista bailan una danza a ratos serena, a ratos frenética al son de una batuta que, con sentido y convicción, pone un episódico orden en este brutal choque de personalidades donde la tensión no deja de crecer sin prisa pero sin pausa, alimentando el interés a través de aquello que no sabemos y teniéndonos siempre alerta a la espera de la siguiente revelación.

Avanza a su ritmo, sin preocuparse por complacer a nadie y tomándose el tiempo que considera para construir un ambiente de un detallismo y riqueza sublimes. Las cuatro paredes entre las que transcurre el grueso de la película nos atrapan en un aura mágica, nos sumerge de lleno en el misterio y la intriga de unos personajes metidos en una situación tan peligrosa e impredecible que te hace agazaparte en la butaca, pendiente de cada frase, de cada gesto, porque sabes que algo gordo va a pasar en cualquier momento y no sabes de donde vendrá.
No te queda otra que escudriñar cada plano en busca de una pista que te ayude a entender qué demonios está ocurriendo, quien es quien y a qué juegan, qué saben ellos que tú no sabes y viceversa… ¡Eso es cine coño, y no los cuentitos adornados a los que nos quieren acostumbrar!

Ni que decir tiene que una vez más Tarantino se las apaña para sacar lo mejor de cada actor ofreciendo interpretaciones memorables.
Samuel L. Jackson está sencillamente genial. En su salsa, desplegando toda su mala leche y gozando cada instante, cuando este tío tiene manga ancha es capaz de dejarte tieso a golpe de frase lapidaria al nivel de Clint Eastwood.
Kurt Russell con su ejercicio a medio camino entre John Wayne y un oso rabioso directamente da miedo. Ese montón de pieles que lleva puesto, las dos recortadas, el bigotarro de morsa y sobre todo esos ojos que se te clavan hacen el resto.
Respecto al resto del elenco no puedo entrar en detalle sin colar algún spoiler, así que solo añadir que todos ellos dieron la talla más allá de mis expectativas.

¿Qué guinda le falta a este rico pastel? ¿Cómo redondear esta maravilla? Pues…¿qué tal las vibrantes, violentas y acojonantes notas del maestro Morricone? De verdad que sobran las palabras, debe ser escuchado. Tan solo decir que la expresión “como anillo al dedo” se queda corta.

Pero a pesar de todo, para hacer un buen guiso no solo es necesario que los ingredientes sean de alta calidad.
Unas buenas interpretaciones, una buena música, una buena ambientación, una buena edición no hacen una buena película por si mismas. Hace falta el cariño y el esmero de un verdadero artista que pone la excelencia de su trabajo por delante incluso de sí mismo, como los grandes saben que debe ser.

Los que vengan buscando un blockbuster pasatiempos, absténganse.
Los amantes del mejor Tarantino, regocíjense.

Gracias Quentin por volver a tu fuente y traernos esta experiencia.


PD: Que este año haya muy buena competencia en los Oscar es una cosa, pero que le hayan dado solo estas tres nominaciones es de risa.
En fin, el tiempo siempre da la razón (como si fuera la primera vez que la cagan)
zinanox
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