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Voto de El Gran Waldo Pepper:
10
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/10.png)
6,8
3.023
Intriga. Thriller. Cine negro
Nueva York, 1942. Leon Bernstein es el mejor fotógrafo de sucesos de la ciudad, sobre todo porque consigue llegar al lugar del crimen al mismo tiempo que la policía. Sus fotos siempre muestran el horror y el pánico que los demás desean ver. Cuando la atractiva viuda Kay Levitz, propietaria de un elegante club nocturno, le pide ayuda contra la mafia, que la presiona con las deudas de su difunto marido para que venda su negocio, Bernstein accede. (FILMAFFINITY) [+]
22 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
THE PUBLIC EYE es una jodida obra maestra y un ejemplo de lo que deberían ser todos los biopics.
Poder ver al gran Joe Pesci interpretando magistralmente a un personaje real y vulnerable es una muestra del talento de este actor infravalorado que supo tener éxito tanto en la comedia como en el cine de acción y que habría demostrado estar a la altura de los más grandes y versátiles si le hubieran dado la oportunidad.
Poder ver al gran Joe Pesci interpretando magistralmente a un personaje real y vulnerable es una muestra del talento de este actor infravalorado que supo tener éxito tanto en la comedia como en el cine de acción y que habría demostrado estar a la altura de los más grandes y versátiles si le hubieran dado la oportunidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aquí interpreta a un fotógrafo de sucesos que se gana la vida retratando víctimas de crímenes y accidentes pero que por dentro es un gran artista con una enorme sensibilidad que nadie sabe ver.
Porque ese es el tema principal de la película: la soledad.
Las grandes obras no son complejas de fondo y suelen germinar a partir de conceptos simples, básicos y universales.
El fotógrafo vive solo en su miniapartamento/estudio, nadie aprecia el valor artístico de sus fotos y nadie siente nada por él porque solo ven su aspecto externo de tipo feo pseudofracasado. Howard Franklin, el magistral y desconocido director de esta cinta, nos desvela, con un talentoso empleo de la imagen a cámara lenta en blanco y negro intercalada, que la cotidianeidad del personaje principal se reduce a deambular por la ciudad observando desde su perspectiva de artista la realidad de los demás.
Hasta un día en que una bella viuda propietaria de un garito de moda le pide ayuda con un asunto de deudas de su difunto marido con la mafia local de Nueva York.
¿Y por qué la viuda le hace ese encargo a un fotógrafo de sucesos en lugar de a un detective privado? Pues porque el director de la película quiso darle un toque de cine negro.
Propiciado por la colaboración que han estado manteniendo, la viuda logra conocer el lado sensible del pequeño y feo fotógrafo y parece que las superficiales apariencias van a dejar paso al amor verdadero cuando ambos incluso llegan a tener triki triki.
Pero a partir de sus pesquisas, el prota descubre una trama de corrupción que implica a la mafia y a los federales, resultando en que la viuda lo traiciona para asegurar la estabilidad de su negocio.
En el clímax de la película, una de las familias mafiosas le tiende una emboscada a la otra familia mafiosa y los defenestra a todos, y alli en medio, oculto y portando varias cámaras de fotos, está nuestro protagonista, que con ello logra por primera vez retratar la acción MIENTRAS está sucediendo, captando pruebas que incriminan a los culpables y salvando el negocio de su amada viuda.
Pero toda hazaña tiene un precio y nuestro héroe resulta herido por una bala perdida y debe ser llevado al hospital. Alli, convaleciente y exhausto, recibe la visita de la viuda y él le confiesa que está al tanto de su traición.
Como en toda película de cine negro que se precie, el final debe ser feliz pero amargo, y en una novedosa y original inversión de expectativas ES JOE PESCI quien llora sobre su almohada porque su amada lo ha traicionado. La viuda trata de explicarle que lo ama y lo hizo por el bien del negocio pero finalmente se marcha, entera y fría como una "femme fatal" de postín.
En la última escena, el protagonista es trasladado a su casa en coche patrulla en olor de multitudes siendo portada él mismo de las gacetas del día por estar en el centro de la noticia tanto como por haberla captado. Pero en su corazón hay un vacío que solo llenará la eterna emisora policial informando de los sucesos: ése es el triste destino de este genio.
Efectivamente, el papel protagonista está basado en un personaje real llamado Francisco Rivera Smith (nada que ver con nuestro prebóstico DJ Paquirrín) y todas las imágenes fijas en blanco y negro que vemos a lo largo de la película son fotografías reales que este profesional capturó y con las que compuso un fascinante retrato de la sociedad neoyorquina durante la Segunda Guerra Mundial.
FIN
Porque ese es el tema principal de la película: la soledad.
Las grandes obras no son complejas de fondo y suelen germinar a partir de conceptos simples, básicos y universales.
El fotógrafo vive solo en su miniapartamento/estudio, nadie aprecia el valor artístico de sus fotos y nadie siente nada por él porque solo ven su aspecto externo de tipo feo pseudofracasado. Howard Franklin, el magistral y desconocido director de esta cinta, nos desvela, con un talentoso empleo de la imagen a cámara lenta en blanco y negro intercalada, que la cotidianeidad del personaje principal se reduce a deambular por la ciudad observando desde su perspectiva de artista la realidad de los demás.
Hasta un día en que una bella viuda propietaria de un garito de moda le pide ayuda con un asunto de deudas de su difunto marido con la mafia local de Nueva York.
¿Y por qué la viuda le hace ese encargo a un fotógrafo de sucesos en lugar de a un detective privado? Pues porque el director de la película quiso darle un toque de cine negro.
Propiciado por la colaboración que han estado manteniendo, la viuda logra conocer el lado sensible del pequeño y feo fotógrafo y parece que las superficiales apariencias van a dejar paso al amor verdadero cuando ambos incluso llegan a tener triki triki.
Pero a partir de sus pesquisas, el prota descubre una trama de corrupción que implica a la mafia y a los federales, resultando en que la viuda lo traiciona para asegurar la estabilidad de su negocio.
En el clímax de la película, una de las familias mafiosas le tiende una emboscada a la otra familia mafiosa y los defenestra a todos, y alli en medio, oculto y portando varias cámaras de fotos, está nuestro protagonista, que con ello logra por primera vez retratar la acción MIENTRAS está sucediendo, captando pruebas que incriminan a los culpables y salvando el negocio de su amada viuda.
Pero toda hazaña tiene un precio y nuestro héroe resulta herido por una bala perdida y debe ser llevado al hospital. Alli, convaleciente y exhausto, recibe la visita de la viuda y él le confiesa que está al tanto de su traición.
Como en toda película de cine negro que se precie, el final debe ser feliz pero amargo, y en una novedosa y original inversión de expectativas ES JOE PESCI quien llora sobre su almohada porque su amada lo ha traicionado. La viuda trata de explicarle que lo ama y lo hizo por el bien del negocio pero finalmente se marcha, entera y fría como una "femme fatal" de postín.
En la última escena, el protagonista es trasladado a su casa en coche patrulla en olor de multitudes siendo portada él mismo de las gacetas del día por estar en el centro de la noticia tanto como por haberla captado. Pero en su corazón hay un vacío que solo llenará la eterna emisora policial informando de los sucesos: ése es el triste destino de este genio.
Efectivamente, el papel protagonista está basado en un personaje real llamado Francisco Rivera Smith (nada que ver con nuestro prebóstico DJ Paquirrín) y todas las imágenes fijas en blanco y negro que vemos a lo largo de la película son fotografías reales que este profesional capturó y con las que compuso un fascinante retrato de la sociedad neoyorquina durante la Segunda Guerra Mundial.
FIN