Una obra que creó un icono en la historia del cine, la hermosa y deslumbrante Rita Hayworth bailando medio ebria e insinuante y cantando una bella canción "Put The Blame On Mame".
Pero si quitamos estas hipnotizantes escenas donde Gilda llena la pantalla con el brillo de sus ojos y una morbosa sensualidad, ¿que nos queda?.
Pues nos queda una historia que comienza como una obra maestra, con geniales diálogos y una trama que atrapa tu atención. Pero que según avanza se va desinflando como un globo, perdiendo credibilidad, apareciendo personajes cada vez más improbables y situaciones un tanto rocambolescas y una conspiración internacional para dominar el mundo con poca chicha, para terminar en un final verdaderamente cutre.
Si lo que de verdad importaba era la historia de amor odio entre los protagonistas, no entiendo por que el director enmaraña tanto la trama con chorradas, si al final nadie se acuerda del tungsteno, solo de los guantes aunque a mi me estaba gustando lo de los dados, en fin que le vamos a hacer.
Solo por ver bailar y oír cantar a esta chica la verdad es que merece la pena verla eso es cierto, es lo mejor de la película y os lo dice alguien que odia a muerte los musicales y que metan numeritos y canciones en mitad de una historia.