‘El punto muerto: Un parque paranormal (Dead End: Paranormal Park)’ es la nueva serie de animación de Netflix, combinando comedia y terror en un parque de atracciones, y claro, para mí eso es música celestial y combinación ganadora. Hablamos de diez episodios de apenas veinte minutos cada uno, y a pesar de que no tengo mucho tiempo y hay una grave saturación de producciones (que luego iremos con ello), me he embarcado en esta atractiva aventura con la esperanza de pasar un buen rato. Y una vez vista, debo confesar que me alegro, porque cumple como entretenimiento y deja una sonrisa al finalizar la primera temporada (digo primera porque tiene final abierto), además de jugar muy bien sus cartas, aunque sea incapaz de destacar sobre otras producciones animadas.

La animación es muy sencilla, sin grandes alardes, aunque convence porque tiene una estética que recuerda a otras propuestas de la década de los 90, por lo que ni tan mal. Obviamente, lo importante es el guion, y es ahí donde sus responsables ponen toda la carne en el asador, con unos entrañables personajes a los que se les coge cariño desde el minuto uno, una emotividad que funciona, un misterio interesante y bien hilado, y una subtrama trans muy bien presentada, sin que se sienta nada forzada. No hay ninguna imposición o aleccionamiento, ni están hablando a cada minuto del asunto, dejando que todo fluya con normalidad, como debe ser. Ojalá todas las producciones de este estilo (las llaman woke, pero yo diría avanzadas o modernas) tomasen buena nota, porque este es el camino a seguir.

Sin embargo, la serie tiene un gran problema, y es que no se sabe muy bien a quién está dirigida. Sé que va a sonar absurdo, pero el humor es demasiado inteligente, poniendo una barrera con los más pequeños de la casa. Tampoco tengo muy claro si los adultos la van a disfrutar, siendo una propuesta quizás demasiado adulta para el público infantil, y demasiado infantil para el público adulto, por lo que creo que el público objetivo es el adolescente, que sí entenderá los chistes y disfrutará con las aventuras de estos geniales personajes. A pesar de todo, yo soy público adulto (o eso dicen…) y la he disfrutado, pero he ido con la mente abierta, y os recomiendo que hagáis lo mismo si ya peináis canas.

Y llegados a este punto, y teniendo en cuenta que la serie me ha gustado y la recomiendo, creo que hay propuestas animadas mucho más inspiradas y superiores, ya que ‘El punto muerto’ no ofrece nada nuevo ni confirma que sea un producto imprescindible, faltándole mala baba y algo de incorrección. Dicho todo esto, si os apetece la serie y os convence lo que he comentado, adelante y sin miedo, en especial si sois adolescentes. Y oye, sólo por el cariño y cuidado con el que abordan un tema tan peliagudo (al menos en estos días) como es el de la transexualidad (sin olvidar algunos coletazos LGTBI), ya merece su reconocimiento.

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