Una vez finalizada, es el momento de hablar de la serie/precuela de la sobrevalorada película de los ochenta “Cristal Oscuro”. La misma se trataba de una película infantil (o eso dicen) y de aventuras con las marionetas de Jim Henson (lo mejor de la cinta). Mi opinión es que es un clásico que se ha quedado obsoleto, aburrido como él solo y que no merece la fama que atesora.

Por lo tanto, cuando anunciaron la serie (exclusiva de Netflix) a modo de precuela sobre el mismo mundo, no las tenía todas conmigo. Pues bien, una vez he finalizado los diez episodios de la primera temporada (sí, habrás más), sólo puedo quitarme el sombrero y aplaudir lo que han logrado con mucho esfuerzo y cariño.

Ojo, no estamos ante ninguna obra maestra (ya que tiene algunos contras), pero sí ante una aventura totalmente recomendable, llena de magia y 100% nostálgica, demostrando que sí se hacen las cosas con corazón salen productos únicos y reivindicables.

La dirección de todos los episodios corre a cargo de Louis Leterrier, director variopinto, responsable de las dos primeras entregas de “Transporter”, la infravalorada “El increíble Hulk”, la sobrevalorada “Ahora me ves” o la decepcionante “Furia de Titanes”.

Te podrá gustar su filmografía más o menos, pero para esta ocasión se nota que le tiene cariño al producto original y encima lo mejora, gracias a una decisión magistral que hace ganar enteros a esta precuela, y eso es utilizar de nuevo marionetas para contar el relato, ofreciendo un diseño de producción perfecto y maravilloso, sin más.

Y es que la serie luce estupenda, además de ser preciosa, ya que se combinan las marionetas (estupendamente diseñadas por la factoría Henson) con unos efectos especiales que no chirrían en ningún momento (incluso lucen mucho mejor que películas de más presupuesto) y totalmente a la altura de las circunstancias.

Es increíble el trabajo que ha hecho Leterrier, ofreciendo algo con sabor añejo y que llega al corazón, ya que estamos ante una historia como las que ya no se hacen. Pura fantasía. Alguien debería darle algún premio a este buen hombre por el trabajo realizado, porque el nivel es alto. Muy alto.

Por otro lado, tenemos el guion, el cual es muy superior a la película original (lo cual no era muy difícil), pero claro, cuenta con más minutos para contar la historia como corresponde, algo de lo que no disponía el clásico de los 80.

Cierto es que quizás le sobren algunas subtramas o personajes, y que se podría haber explicado todo en menos episodios, pero el cómputo general es más que satisfactorio, y la historia que nos cuentan es muy interesante, siendo la misma que la de la película, que aburría hasta a las ovejas.

A destacar la crueldad de los Skeksy, seres despreciables y que los responsables consiguen que odiemos hasta el extremo (aunque el personaje más insoportable no es uno de ellos, curiosamente, y sí, me refiero a una de las insufribles hermanas…).

Y es que, aunque la serie es bella y se supone que va dirigida a los más pequeños, es bastante oscura y tiene momentos bastante tétricos y terroríficos. Creo que han pensado más en los fans de la original, es decir, en el público adulto, pero entiendo que cualquier persona puede disfrutar de esta emocionante aventura, aunque personalmente no se la pondría a los más pequeños de la casa.

Uno de los grandes peros que se le pueden encontrar es que hay problemas con el ritmo. Hay momentos fascinantes y secuencias para el recuerdo, pero también momentos algo lentos y que podrían haber dado más de sí. No obstante, el resultado final no se ve perjudicado, sólo son matices.

También añadir que si la película de los ochenta se estrenase hoy caería en el más absoluto de los olvidos, y si esta serie se hubiese estrenado en esa fabuloso década (80) sería una obra de culto, pero en los tiempos que vivimos me temo que va a pasar algo desapercibida (aunque espero equivocarme). Curioso, cuanto menos.

En conclusión, estamos ante una rotunda sorpresa, que sólo se parece a la película clásica en la historia y el uso de marionetas, y que es obligatoria para todos los que aman la fantasía y la magia, porque la serie está repleta de ambas y es una experiencia que evoca, a la perfección, una forma de contar las historias que parecía olvidada. Y encima consiguen un imposible: que quiera volver a ver la película (para juntar piezas, más que nada). Increíble.

La serie tiene un final abierto, y es obvio que habrá otra temporada. No sé si hubiese sido mejor dejarlo como está, dejando la precuela en diez episodios, pero si el nivel de esa futura segunda temporada es tan bueno, bienvenida sea. No es ninguna obra maestra, pero tiene tan buenas intenciones y tanta humildad, que es casi imposible no quererla. Pura magia.

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