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Voto de Javi McClane:
8
Drama Basada en la vida de los inseparables hermanos Von Erich, que hicieron historia en el competitivo mundo de la lucha libre profesional a principios de la década de los 80. A través de la tragedia y el triunfo, bajo la sombra de su dominante padre y entrenador, los hermanos buscan la inmortalidad en el escenario más importante del deporte. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2024
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Iron Claw, drama basado en hechos reales que sigue la vida de una familia de luchadores de wrestling, los Von Erich, a los cuales persigue la tragedia de forma constante durante la década de los 80. El por qué una historia tan trágica y con tanto potencial ha tardado tanto en llegar al mundo del cine, es algo curioso, pero aquí estamos, con una propuesta que encantó a la crítica y que fue un relativo éxito de taquilla, teniendo en cuenta que no deja de ser una producción independiente de bajo presupuesto.

A pesar de los aplausos recibidos, la película no ha sido nominado ni a un mísero Oscar, en una marginación histórica y digna de plantarse en los juzgados, porque es infinitamente superior a la mayoría de dramas nominados. ¿Cómo es posible que se colasen entre las nominadas a mejor película la correcta pero poco relevante American Fiction, y la soporífera y olvidable Maestro, y The Iron Claw no? Ya sabéis, los premios de Hollywood, pero lo que tengo claro es de que estamos ante uno de los mejores dramas de los últimos años.

No soy el mayor fan del estudio A24, ya que algunas de las peores películas que he visto en los últimos años vienen de ahí, pero no negaré que La Ballena me estremeció y encogió el corazón, hasta el punto de conseguir algo complicado y al alcance de muy pocos: la lágrima, aunque más bien serían lágrimas en plural. Bueno, todo depende de lo sensible que seas, pero cuando una película te emociona y te atrapa, sabes que es especial. Me pasó con La Ballena, y me ha sucedido exactamente lo mismo con la última producción de A24, porque aun siendo un drama tan crudo, te transmite el amor por unos personajes a los que es imposible no querer.

Y es que esa es la clave del film, que el amor fraternal traspasa las pantallas, logrando que el espectador se sienta como uno más de esa complicada familia, con unos hermanos por los que sientes y padeces, y a los que quieres que les salga todo bien, pero que, cuando llega la tragedia, lo sientas como una pérdida personal. Eso para mí es cine y un drama en condiciones, que no recurre a la lágrima fácil, sino que lo cocina todo en el punto justo de cocción, con dos horas de duración que no se resienten, y con una de esas historias que merecen la pena contarse y que se quedan contigo.

Todos los personajes importan, pero el corazón de esta historia es su protagonista, interpretado por un descomunal Zac Efron, que carga con todo el peso de la historia, y del que, a través su mirada, observamos la caída al vacío de una familia que estaba destinada a triunfar, pero que fue hundiéndose poco a poco por una maldición inexistente cuyo único responsable es la de un padre obsesivo y una madre distante, que no saben gestionar las emociones de unos hijos que no se merecen.

Porque sí, aquí estamos ante otra clásica historia de padres frustrados y derrotados que quieren vivir de sus victorias a través de sus hijos, con una presión que hace añicos y destruye vidas, y que por mucho que se haya contado tropecientas veces, no deja de tener interés, porque jamás estará de más abordar un peliagudo asunto que, lamentablemente, sigue estando a la orden del día, y más en el mundo del deporte. Dejad atrás el pasado, amargados, y dejad en paz a vuestros hijos, leñe.

Concluyendo este apartado, reafirmando que el guion es una maravilla, porque si bien es cierto que no te cuenta nada nuevo, lo hace con respeto a los personajes reales, siendo un drama deportivo sensacional y al que no se le puede encontrar ni un solo reproche. Este logro es cortesía de Sean Durkin, guionista que hace a las veces de director, y que cumple en ambas facetas, ya que ofrece una dirección repleta de momentos impactantes, imágenes poderosas y planos elegantes. He visto a directores nominados con trabajos claramente inferiores, pero claro, no estamos ante una película de festival. Sí, es independiente, pero también tiene esa cercanía con el público, que al final es el único que importa, y aquí se han hecho los deberes para que no se ponga una innecesaria barrera con el espectador, ya sabéis, la frialdad de la que hacen gala tantos dramas independientes como si eso los convirtiese en productos gourmet. No, gracias…

Y vamos de nuevo con el señor Efron, el cual ofrece la mejor interpretación de toda su carrera, y no, no es porque haya entrenado su cuerpo hasta el punto de ser digno de protagonizar una película de Masters del Universo, es por lo que transmite, con un personaje inocente y tierno, y que te gana desde el minuto uno, con una responsabilidad de hermano mayor que no sabe gestionar, y al que todo le supera, porque es un sufridor de esos silenciosos, que no lo expresan, pero que sabes que el peso que soportan los está marchitando poco a poco.

Y Efron transmite todo eso a la perfección, sin necesidad de excesos ni artificios, con una comedida actuación que, con una mirada, te lo dice todo. Y es por eso que siempre me quejaré de que no haya sido nominado a mejor actor en los Oscars, porque su interpretación es superior a la del ganador, Cillian Murphy por Oppenheimer, y me subo al ring con quien diga lo contrario, porque es que no hay color.

Que oye, si le nominan y lo pierde ante Murphy, pues ya está, son las reglas del juego, pero es que ni le han nominado, cuando su actuación lo merecía. Y no, no es por la competencia, ya que era totalmente intercambiable con el Jeffrey Wright de American Fiction, que, aunque estuvo muy bien, Efron sigue estando mejor. Y si nos ponemos a hilar más fino, también merecía estar como mejor película por todo lo expuesto, pero parece que, si no incluyen temas inclusivos, como American Fiction, le lames el culo a media academia, como Bradley Cooper con su Maestro, o no eres un gran taquillazo y haces ruido, como Oppenheimer, te olvidan. En fin, una nueva injusticia de los Oscars. Y van…

Sigue en spoilers sin spoilers por falta de espacio.

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Javi McClane
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