Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chris Jiménez:
2
Thriller Una mujer y el cirujano en cuya mesa de operaciones murió el novio de ella inician una turbulenta relación sadomasoquista que les llevará a rozar la locura. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El deseo carnal siempre va unido al deseo de romper las cadenas de lo considerado moralmente reprochable. Porque si por algo se guía el deseo es por la ilógica y la depravación.

Autopsia de una escena, señoras y señores. Empieza el film, con Gaetano en su estudio de grabación tocando una melodiosa y muy sensual tonada con su saxofón (de esas que sólo se escuchan en las películas de los '80) bajo las lascivas miradas de todos los presentes al otro lado del cristal; entre ellos su homosexual y repelente productor y su novia Cecilia. Termina la sesión y entra ésta, y tras una breve escena de sexo suave donde el hombre deja claro su condición dominante y ella su carácter sumiso (algo reticente, pero sumiso), llega uno de los momentos sexuales más ridículos y graciosos de seguro toda la Historia del cine, con el saxofón y la vagina de la chica como estrellas de la función.
Esta secuencia, que se extiende hasta la friolera de 7 minutos, es un claro indicativo de qué tipo de cosas nos va ofrecer el que iba a ser el buen regreso de Fulci al mundo del cine después de pasar un año entero luchando con su hepatitis y su cirrosis. Y es que las cosas no iban perfectas, precisamente, para el romano, que a sus graves problemas de salud se añadió su irregular camino profesional, lastrado por su ruptura con el mítico guionista Dardano Sacchetti y su deseo de experimentar con los más dispares géneros para ganar público en los EE.UU..

Su obra previa, la entretenida aunque descafeinada "Murderock", es un perfecto ejemplo de ello. Ahora Fulci, y con la ayuda de tres guionistas más, nada menos (que ya me dirán a mí en qué se empleó tanto esfuerzo), se desvía del "slasher" hacia esos "thrillers" de pasiones febriles, grandes intrigas e ingentes cantidades de erotismo que tanto éxito desarrollaron a lo largo de la década, desde por ejemplo "Fuego en el Cuerpo" a "Atracción Fatal" pasando por "Doble Cuerpo", "Jugando con Fuego", "Atrapados sin Salida" o "9 Semanas y Media". Entre tanto y con la película de Adrian Lyne de principal modelo (hasta el actor escogido, Stefano Madia, guarda cierto parecido físico con Mickey Rourke), "La Miel del Diablo" emerge de un modo extraño y aberrante, a la manera de Fulci.
En principio contiene dos tramas separadas que por una tragedia se unen: la sórdida relación entre Gaetano y Cecilia, donde él es duro y despótico y ella soporta los castigos y humillaciones a las que le somete sólo con escucharle decir que la ama. Tal sumisión ahoga; el carácter terco y estúpido de la chica deja sin explicación el sentido de esta unión carnal casi sadomasoquista. Durante un buen trecho sólo veremos a Cecilia rechazando al chico y luego fornicando con él, y así una y otra, y otra vez; no podría ser más incomprensible la muchacha.

Por otro lado se nos introduce en el matrimonio insatisfecho de una señora de muy buena presencia (nada menos que Corinne Cléry) y un solicitado cirujano que resulta ser un misógino impotente y tremendamente repugnante. Pues estas dos parejas, tocadas por la fatalidad (una por un accidente de moto, la otra por la constante infidelidad), se rompen y cada mitad se encuentra; la segunda parte de la película corresponde al secuestro del doctor por Cecilia como venganza por no asistir a Gaetano como se merecía. Y aquí es cuando el director, ofreciendo el reverso más sucio del clásico de William Wyler "El Coleccionista", se abandona a la pura catársis masoquista.
Pero lo que se supone debería ser intenso e interesante es en realidad aburrido y más allá de toda incoherencia; como viene pasando desde hace tiempo, las escenas de sexo, desnudos y tortura se alargan, se alargan muchísimo, hasta el bostezo, creyendo el director que sosteniendo el plano crea algo de ansiedad en el espectador y resulta suceder todo lo contrario. Incluso el terrible Masaru Konuma podría haber resuelto de mejor manera este tramo de secuestro, humillación, tortura y sentimientos encontrados. Durante este larguísimo y exasperante "impasse" donde nos olvidamos de los demás personajes, asistimos a la degeneración mental de la chica y la degeneración física del doctor.

Pero nada en esta especie de venganza tiene un incentivo, porque como ya hemos podido comprobar, y como bien nos revelan los oportunos "flashbacks", no es una lástima que el personaje de Gaetano haya desaparecido del mapa. La mujer es víctima de la paranoia, la obsesión, la sumisión y el apego (que no el amor); el hombre, sin embargo, es perverso, retorcido, cobarde e impotente. El doctor podría haber sido inocente, pero eso no interesaba; así están los personajes de Fulci: hundidos en sus propias desviaciones y pulsiones, pero en esta ocasión nada interesante y lógico define sus actos (¡¿pero quién se cree que la chica se pudiera enamorar del doctor a la altura del último cuarto de metraje, o viceversa?!).
Blanca Marsillach, hija del gran Adolfo y hermana de Cristina (que daría a Argento un rodaje imposible en "Terror en la Ópera"), resulta deleznablemente patética, y uno no puede creerse ninguna de sus reacciones; además, su desnudo constante incomoda más que excita, pues lo que es a mí no resulta atractiva en absoluto...y si la escuchamos en su versión doblada ya es para echarse las manos a la cabeza (los que siempre se quejan del doblaje de "El Resplandor" deberían acercarse a éste, y pasar terror de verdad...porque si hay una sola pizca de esa sensación lo provoca el doblaje).

Cléry desaparece de repente y se merece más papel, y a éstas las acompañan los aceptables Madia y Brett Halsey, que seguiría colaborando con el cineasta. Éste sabe modelar sus clásicas atmósferas sudorosas y degeneradas, pero más allá de eso no hay nada que destaque; realizando su obra más pornográfica y experimentando en un género diferente, acabó estrellándose.
No sólo fracasa por ser narrativamente caótica, sino por soporífera; gracias a Dios, Fulci recuperaría su genio (tampoco tanto...) con "Aenigma" al año siguiente.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow