Una película que desequilibra todo aquello que parece convencional. Piensas: es del todo surrealista pero una vez que pones “the end” y la analizas. Encuentras el kit de la cuestión. En muchas ocasiones en tu vida puedes encontrar personas maravillosas pero efímeras que sacan a relucir talentos o habilidades que tienes sumergidos en el fondo del alma y de una manera mágica y enamoradiza te los hacen descubrir es decir te dan el suficiente golpe de autoestima que necesitas a sabiendas de que esa relación es contractual. Da igual si ella está casada o tiene niños, o son amantes, da igual si es rica o pobre, da igual si van a la habitación suntuosa de un hotel a fornicar. No cuestiones el comportamiento del otro sino de ti mismo.
A veces una relación anormal puede aportar más a tu vida que aquellas que son longevas y convencionales. Siempre impostando que con esa persona quieres más futuro porque así te lo han hecho creer. Y eso no tiene porque ser así.
Los actores secundarios; excelentes en su interpretación (Frank Langella y Glenn Close, padres del protagonista masculino) aportan a la película el toque de hilaridad a esa inusual relación.
Y me dejo seducir por vivir el momento.
Nada es tuyo, la vida te lo alquila te lo presta para que disfrutes mientras lo tienes (Walter Riso)
Preciosa y anacrónica película.