Luke Hobbs (Dwayne Johnson) es un superpolicía contratado por el FBI para apresar a Brian O´Conner y a Toretto, pero no será tan fácil. Por un lado, porque los supuestos villanos en realidad están más cerca de la heroicidad ya que, aunque se proponen un robo legendario, en realidad le están robando a un ladrón, Reyes (Joaquim de Almeida) que tiene comprada nada menos que a la policía.
Hay un aspecto interesante en el hecho de que Luke Hobbs juega para los "buenos" (a saber, la policía) pero que, en realidad, la policía está comprada por un villano. Entonces, ¿hasta qué punto obedecer las órdenes de un villano no te vuelve villano? De manera implícita, esa duda asalta al personaje, sobre todo cuando es salvado de morir por Toretto y su supuesto enemigo se vuelve su amigo, ensanchando la contradicción interna del personaje.
El equipo de Toretto reúne a los mejores (y aparecen personajes de todas las películas anteriores) para robar a Reyes, que oculta su dinero en la misma jefatura de policía. El golpe parece imposible, pero sale bien.
Hobbs los deja escapar, tal vez como devolución por haber salvado su vida. Pero sólo les da un pequeño margen de 24 horas. Luego de que se cumpla el plazo, su misión será perseguirlos.
En un epílogo bastante prometedor, se da a entender que Letty, a quien dábamos por muerta, tal vez no lo esté.