A pesar de los años transcurridos desde su estreno la película de Tobe Hooper sigue teniendo ese encanto del cine de terror de los años 80. No sólo es lo mejor que a firmado Hooper, un sobrevalorado director sobre el que después de tanto tiempo sigue planeando sobre su cabeza la verdadera naturaleza de la realización del film, pues algunos rumores se lo atribuyen por completo a Steven Spielberg. A mí no me cabe la menor duda que la mano del director de “Tiburón” se nota bastante, no sé si hasta el punto de ser él el auténtico director, pero sí de una manera sutil que se deja notar especialmente en lo relativo a las relaciones del núcleo familiar protagonista, algo muy presente en su filmografía (E.T, Encuentros en la 3ª fase). Es precisamente esa relación la que da cuerpo y credibilidad a un relato tan fantasioso, la cotidianeidad diaria con la que comienza el film refleja el sentimiento dramático que tendrá su desenlace, es decir una cosa llevará a la otra. “Poltergeist” es notoria por sus resultados conmovedores, dejando que sus elaborados efectos visuales sean un arma visual que no colapsa, protagoniza ni entorpece la historia, sino que ayuda a contarla. Un brillante film que envejece con elegancia y dignidad gracias a una trama excelentemente orquestada.