De las dos versiones de esta historia que el gran Leo McCarey hizo yo me quedo con la posterior a esta de la que ahora hablamos, la de Cary Grant y Deborah Kerr. No obstante, revisitando este título de la mano de Garci y sus amigos en TRECE TV descubro matices que se me debieron escapar hace años cuando la vi por primera vez.

Lo más impactante es la gran actuación de Irene Dunne, magnífica, en todo su esplendor, capaz de hacer sonreír al espectador y al rato hacerle caer en la más triste de las melancolías. Y un Charles Boyer que, seguramente, nunca estuvo tan bien.

La película es un canto al amor, a la vida, a la superación ante la mala suerte, el destino o la adversidad no buscada. Con diálogos muy vivos, con un blanco y negro canónico, estamos ante una de las cumbres del melodrama romántico, de ahí sus 6 nominaciones al Oscar en uno de los años más grandes, para muchos el que más, del cine de todos los tiempos, ese glorioso 1939.

Decir que esta película tiene 83 años y que se ve con interés es ya decirlo todo. Un clásico, sin duda. Imprescindible.