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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia. Romance Tess y Sam son dos periodistas que trabajan para el mismo diario y que no se caen nada bien. Al menos al principio, ya que pronto descubren que están hechos el uno para el otro y se casan. Pero Tess es una mujer muy activa y una de las más famosas feministas de América, lo que hace que sea elegida como "La mujer del año". Ocupada como está, olvida su relación con Sam y este empieza a hartarse de ser siempre la segunda opción en la vida ... [+]
3 de febrero de 2011
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su película anterior, “Historias de Filadelfia”, el personaje que interpretó Katharine Hepburn se llamaba Tracy Lord. Traducido literalmente, este nombre significaría Señor Tracy, lo que podría haber sido premonitorio pues, curiosamente, en éste, su siguiente filme, la Hepburn conocería al que, desde entonces, sería el hombre de su vida y el único al que amaría incondicionalmente: Spencer Tracy.

La Hepburn admiraba al actor de carácter, entre recio y generoso, que había en el protagonista de clásicos como “Furia”, “Capitanes intrépidos” o “Forja de hombres”, pero aún no le conocía. Así es que, cuando consiguió que Louis B. Mayer comprara el guión de “LA MUJER DEL AÑO”, recomendó a George Stevens como director… y a Spencer Tracy como su co-estrella. Y cuando las cosas deben darse para satisfacer fervientes deseos, el universo hace lo preciso para que todo se cumpla: Tracy estaba justo comenzando otra película, lo que le impedía aparecer en ésta. Pero, de pronto, el rodaje es suspendido, el filme pasa a manos de Gregory Peck… y Tracy queda libre para acompañar a la Hepburn.

Lo demás ya es historia: en la redacción de un periódico se dará el primer encuentro fílmico de una pareja que terminará enamorada; y en la vida real, la química entre ellos será tan fuerte y poderosa, que los veremos juntos en nueve películas y se amarán en “secreto” por el resto de sus vidas.

“LA MUJER DEL AÑO” pareciera escrita basándose, parcial y soterradamente, en sus personalidades. Hepburn es la mujer triunfante, impetuosa, líder en la defensa de la causa femenina, y con un reconocimiento que ha llegado a las más altas esferas. Tracy es un modesto periodista deportivo, colega suyo, pero sin mayor deslumbre. Pero a cambio, sabe lo que quiere, se desprende sin conflicto alguno y sabe estar exactamente donde tiene que estar.

Aunque nos quedamos deseando mayor fuerza argumental y a los diálogos les falta un poco de agudeza (lástima que todavía no era el momento del por entonces productor Joseph L. Mankiewicz), el filme tiene un decidido tinte social y pone sin ambages el dedo en la llaga: No deseamos mujeres que se limiten a ser simples amas de casa para servir al marido, pero tampoco deseamos mujeres de vida pública que abandonen por completo sus deberes en el hogar. Lo dijo Buddha y es una regla de fuego: "En el punto medio se encuentra el secreto de la felicidad".

Katharine Hepburn y Spencer Tracy actúan como si se conocieran desde siempre. Fluyen como si se supieran el uno para el otro. Y, es éste precisamente, el pico más alto de una comedia que divierte, que tiene momentos deliciosos como la escena en la tribuna donde se juega un partido de béisbol o el de la Hepburn jugando a ser cocinera, y que, de paso, plantea una opción de vida que vale la pena mirar con perspectiva.
Luis Guillermo Cardona
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