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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama. Bélico En el Japón medieval, el poderoso señor Hidetora decide abdicar y repartir sus dominios entre sus tres hijos. El menor considera que la idea es absurda y sólo servirá para causar problemas. Su padre, enfurecido, lo deshereda. Muy pronto descubrirá su error: la ambición hará que sus hijos mayores se enfrenten por el poder en una cruenta guerra. Se inspira en el drama de Shakespeare "El rey Lear". (FILMAFFINITY)
15 de abril de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasan los días, pasan los años y los siglos, y la sociedad humana sigue sin entender nada sobre la existencia. Lo único que necesitamos es aprender a vivir en hermandad los unos con los otros, pero, en principio, desde los mismos gobernantes se da el maldito ejemplo de todo lo contrario: se compite, se rivaliza, se usurpa, se invade y se aniquila. Con esto, los gobiernos son el peor enemigo de la justicia social, y de ellos parte el atraso ideológico conque se empobrece a la humanidad. Si desaparecieran los absurdos afanes de poder, ¡sería tan fácil vivir en hermandad! Bastaría que nadie acumulase, que la tierra fuera para todos y que, el trabajo, la comida y la vivienda, se garantizaran a cada ser humano.

Pero, ¡se vislumbra tan lejano ese bello día de la luz y la comprensión que traería dicha para todos y cada uno de los hombres! Por esto, me sumo a ese grito kurosawano de uno de los personajes de esta brillante versión que, de “El Rey Lear”, ha hecho el maestro japonés: “Son los dioses quienes lloran. Nos ven matándonos, una y otra vez, desde el comienzo de los tiempos. No pueden salvarnos de nosotros mismos. Los hombres prefieren la pena a la alegría, el sufrimiento a la paz… y festejan la muerte”.

Alguien muy iluso, pensó por allá en el siglo XVII, que la barbarie de ”El Rey Lear” era cosa del pasado, y desde entonces, se adaptó a la obra un final feliz que se sostuvo durante algunos años… hasta cuando otros concluyeron que, aún el hombre, carecía de la suficiente claridad para aprender a vivir en paz y que, los abruptos caminos de la obra, seguían siendo trazados por muchos hombres en la actualidad.

“RAN” significa caos y es el más palpable y doloroso ejemplo de la invidencia humana que se ha mantenido por siglos. Los hombres se matan por el poder externo, se envidian por las posesiones materiales, se autodestruyen por ley de compensación, y desconocedores de toda historia, repiten y repiten el mismo proceso aniquilador hasta el infinito.

Una versión muy personal y aleccionadora; una lúcida y clarificadora adaptación de una obra que, por su trascendencia, permanece con el paso de los siglos. William Shakespeare será siempre irremplazable dentro de la literatura universal, y “el emperador” Akira Kurosawa, permanecerá eterno en la dignificación del arte cinematográfico.

Esta es la clase de película que me gustaría regalarle a todos los “poderosos”.
Luis Guillermo Cardona
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