Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
4
Drama La fama del saxofonista de jazz Charlie ’Bird’ Parker crece rápidamente a partir de su llegada a Nueva York en 1940. Pero Parker comienza a abusar del alcohol y las drogas, y su vida se convierte en un infierno. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2014
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque nunca llegó a ser un artista de mi gusto personal, pues muy pocas de sus melodías me animan el espíritu –para gustos hay variedad-, no dejo de aceptar que, Charlie Parker, fue un valioso músico que se preocupó por innovar, y junto a otros nombres como Dizzie Gillespie (¡este sí me atrapa!) y Thelonius Monk (bien interesante), entre otros, hay que reconocerle el surgimiento y encumbramiento del bebop (improvisación de acordes tomando una corta melodía como eje, que ellos derivaron de los ritmos afrocubanos), el nuevo estilo, en contraposición al swing, que fuera tan exitoso a mediados del siglo XX.

Para Clint Eastwood, en cambio, Parker ha sido uno de sus favoritos y como profundo conocedor del jazz –he de reconocer que en este tema yo no soy más que un simple aficionado-, sintió que valía la pena hacerle un homenaje a su, para él, maravillosa música y a su compleja existencia que estuvo signada por la desgracia.

Valga lo de la música, pero, lo que Eastwood recrea de la existencia de Charlie Parker, no exalta su compromiso con la creación, no lo hace lucir en ningún sentido como un ser digno de tomar en cuenta, y en cambio, de manera casi incesante, se concentra en su lado oscuro, pretendiendo el drama, pero sin lograrlo constructivamente. A Parker lo vemos como alcohólico, drogadicto, neurasténico, intimidante, depresivo, suicida… llegando un momento en que, casi se siente repugnancia por ese individuo demasiado débil, que aconseja sin ejemplo alguno, y que lleva su vida por un abismo sin posibilidad de regreso.

Lamenté no haber conseguido sentir dolor con lo que le pasa, me sentí insensible ante un personaje que no está debidamente caracterizado en su proceso de víctima inicial -que sin duda lo fue-, porque el filme se centra en mostrarlo más como un ser incapaz de contenerse, de renuncia fácil y con una alta predisposición como victimario.

Aunque considero a Forest Whitaker, un magnífico actor de quien recuerdo, ahora, su aparición en títulos notables como “The crying game”, “The panic room”, “The butler”… todo el tiempo tuve la sensación de que, en “BIRD” la estaba pasando bastante difícil, pues, su muy diferente mirada con la del auténtico Charlie Parker, obligó a que se preocupara mucho con la disposición de su rostro, al tiempo que, al iluminador, se le adivinaba empeñado en sombrear el lado izquierdo de su cara. Por fortuna, la deprimente y enfermiza historia de Charlie Parker, hacia viable una iluminación plagada de sombras y de claroscuros, pero para nosotros termina volviéndose cargante, porque, además de que el cuento se torna demasiado largo y frío, las situaciones no toman vuelo e Eastwood no logra dotar con suficiente impacto ninguna de las escenas.

En lo personal, hubiera preferido una biografía del gran Gillespie o que, dentro de este filme, hubiese tenido un rol de mucha mayor altura, pues quizás, así, hubiera habido un poquito de calor. De resaltar, la sólida actuación de la linda Diane Venora, quien aquí nos ofrece a un magnífico ejemplar de mujer.

Aunque los diálogos, en general, son bastante irrelevantes, también hay una valiosa frase -precisamente de Gillespie-, que todo afrodescendiente debería recordar:
“¿Quieres saber por qué mantengo unido al grupo, por qué soy el líder? Porque ellos no esperan de mí que pueda serlo. Porque, muy dentro de sí, a la gente le gusta que un negro sea tan irresponsable como ellos suponen que siempre lo somos… pero ¡yo nunca les daré la satisfacción de poder mostrar que tienen razón!”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow