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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Mohammad es un niño ciego iraní de ocho años. Tras acabar su curso escolar en Teherán, regresa al pueblo con su padre para reencontrarse con su abuela y sus dos hermanas. (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas son las ocasiones que, en razón de las charlas formativas que dicto en los colegios y especialmente en mis terapias holísticas, he tenido y sigo teniendo, de interactuar con chicos y chicas que, en plena adolescencia, sufren un eterno conflicto con sus familiares más cercanos. Preocupa concluir -luego de escuchar por separado a los padres y a los muchachos- que son los mayores los que, muy frecuentemente, generan los conflictos con su intolerancia, su desafecto, su incapacidad de mantener una comunicación asertiva, y con su forma impositiva de pretender que sus hijos hagan tales o cuales cosas.

Empeoran también la situación, porque descargan en sus chicos las rabias originadas en sus empleos o en otras labores; porque no les dejan ser y les quieren imponer su ya opaca, y (casi) rancia, visión del mundo; y sobre todo, porque desconociendo de tajo el momento histórico en que sus hijos se mueven (sus gustos, necesidades, cambios, potenciales, sentires…) resultan impotentes para conectar con los muchachos y unos a otros se adivinan entonces a kilómetros de distancia; y lo digo objetivamente: me sorprende descubrir a diario, a chicos talentosos, emprendedores, tiernos y muy nobles, sintiendo, con profundo dolor, que sus padres son incapaces de comprenderlos.

La película, <<EL COLOR DEL PARAÍSO>>, tiene que ver con éstas cosas. Hay aquí un chico llamado, Mohamed, nacido invidente, y esa simple carencia le basta a su padre para sentir que él estorba en su vida, y entonces, buscará diversas maneras para deshacerse del hijo y así poder seguir avante con sus planes de contraer nuevas nupcias.

Inteligente, sensitivo, profundamente respetuoso con la naturaleza y muy querido por su abuela y por sus hermanitas, Hanie y Mahareh, el pequeño Mohamed es un ser inspirador que aumenta los encantos de aquel paraíso donde habita, que él no puede ver, pero sabe disfrutar; no aprecia sus colores, pero se sensibiliza ante sus sonidos y texturas.

Solo la invidencia mental que, sin ser consciente, pesa más gravemente en el padre, induce a éste a subvalorar a este pequeño, con un corazón tan grande que apenas cabe en aquel edén que ahora es, “Adán”, el que pretende convertirlo en un infierno.

Si le das el paraíso al hombre, has de saber Dios padre que será en vano, porque no tardarán en salir a flote sus peores flaquezas… y enseguida, los pantanos comenzarán a hacerse visibles. No debería ser así, pero así es. ¿Si será que habrá ese día en que veamos la luz?

A, Majid Majidi, le duelen los pequeños y nunca se cansa de hablarnos de sus potenciales, de su grandeza, su magia y su ternura. Con, <<EL COLOR DEL PARAÍSO>>, un atractivo filme para el que ha contado con calificados recursos técnicos, pareciera preguntarnos: ¿Hasta cuándo vamos a ser impotentes para valorar a los niños, para respetarlos y amarlos como ellos se merecen?

Gracias infinitas a todos aquellos que, con indeclinable voluntad, preservan viva la dignidad en el mundo.
Luis Guillermo Cardona
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