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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Intriga. Drama Japón, siglo XII. En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashomon, se guarecen de la torrencial lluvia un leñador, un sacerdote budista y un peregrino. Los tres discuten sobre el juicio a un bandido, acusado de haber dado muerte a un señor feudal y violado a su esposa. Los detalles del crimen son narrados desde el punto de vista del bandido, de la mujer, del señor feudal -con la ayuda de un médium- y del leñador, único ... [+]
10 de abril de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un hombre -o una mujer- va adonde su madre para contarle los problemas que tiene con su pareja, usará, comúnmente, un mecanismo de defensa que lo lleva a culpabilizar al otro, asumiéndose a sí mismo como víctima ajena a cualquier responsabilidad. Guiada por el afecto que siente por su retoño, la madre se solidarizará con él enseguida, y entre ambos, planearán la forma de castigar a la pareja por las faltas cometidas. Este es un modelo culpabilizador que se reduce a una sola regla: Necesito que alguien sea culpable para yo sentirme inocente. Una estratagema inmadura y deshonesta que nos aleja a diario de la verdad y la reconciliación.

La gran virtud de, <<RASHOMON>>, es que nos clarifica de manera perfecta, lo arriesgado que resulta asumir como verdad absoluta, la visión que una sola persona tiene con respecto a unos hechos.

El director, Akira Kurosawa, uno de los grandes maestros del arte cinematográfico, recrea una historia pletórica de originalidad en la que, un samurái y su enigmática esposa, son atacados en el camino por un bandido llamado Tajomaru. En los hechos, el hombre pierde la vida y la dama es aparentemente violada.

En una tarde de lluvia y en un lugar llamado Rashomon (La Puerta del Castillo), símbolo de la decadencia cultural y moral que se produjo en la era Heian (784 – 1185), un leñador motiva a un sacerdote budista y a un peregrino, a ahondar en lo sucedido. Así, con un jurado subjetivo que pone al espectador de frente al interrogatorio, asistiremos a las declaraciones del bandido Tajomaru y también a las de la dama asaltada, el espíritu del muerto -invocado mediante un acto de mediumnidad con su esposa-, y el peregrino, único testigo ajeno a los hechos ocurridos.

Como es de esperar, dada la subjetividad de cada individuo, el resultado es una serie de historias con marcadas diferencias, las cuales dejarán al espectador sensibles reflexiones sobre aquello que conocemos como verdad, pues, hay tantas 'realidades' como individuos hay en el mundo y se puede llegar a la confluencia del entendimiento con el hecho dando lugar a un cierto grado de verdad, pero, no se puede llegar a una verdad concreta porque la perspectiva de cada individuo será siempre diferente, y las motivaciones e interpretaciones que cada uno posee, son muy suyas y ajenas a los demás.

Con gran sabiduría, el leñador nos pone a vivir esta experiencia, y al final, nos queda la necesaria pregunta: ¿Cuál de estas historias es la verdadera?

Juzgar es el acto más complejo y osado que puede asumir el hombre y siempre lo ha de hacer a riesgo de equivocarse. Por esto, el perdón es el camino más sabio porque, en cada acto de los hombres hay motivaciones tan íntimas que, cuando se llega a conocerlas, desaparece como por encanto cualquier pretensión de juzgar... y en muchos casos, el dictamen más común sería el de ¡inocente!

Excelentemente fotografiado, con una partitura musical sutil y efectiva... y con unas actuaciones de Toshirô Mifune, Machiko Kyô y Masayuki Mori, intensas e impactantes, <<RASHOMON>>, es un imprescindible clásico del cine que da claras luces al entendimiento de la existencia.
Luis Guillermo Cardona
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