En la segunda mitad de los años cuarenta un ambicioso judío con ganas de emprender su sueño de montar un negocio y ganar dinero de verdad recluta a un algodonero llamado Muddy Waters. Nace el Blues. Unos años más tarde, después de triunfar en Chicago, Waters se pasea en Cadillac por su tierra natal, Missisipi en un momento difícil para la población de color. Leonard Chess va añadiendo a su discográfica nuevos talentos; Etta James, Little Walter, Chuck Berry y Howlin´Wolf. Su escalada a la gloria no tiene límites pero tienen que pagar su precio. Hasta la llegada del Rock N´Roll liderada por Elvis Presley, The Beatles o The Rolling Stones su vida privada se verá sacudida por escándalos de drogas, sexo, intento de asesinato y plagios.

Repaso fugaz y muy bien acompañado por una excelente banda sonora, "Cadillac Records" hace referencia al resultado de la suma de beneficios que conseguía Leonard Chess y que pagaba con la forma de tan fastuoso vehículo cuando estaba en boga, a sus cachorros. El film no cae en el error de presentar a Chess como un cazatalentos sinó que se refleja en él como un amante de la música durante un largo período de treinta años y un padre o padrino de un estilo musical que no era más que el rugiente cráter del volcan antes de estallar en la apoteosis del Rock.

Lo Mejor: de principio a fin, la película se escucha como un recopilatorio
Lo Peor: el excesivo protagonismo musical otorgado a Beyoncé