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Voto de Natxo Borràs:
3
Ciencia ficción. Comedia. Fantástico Desde un lejano planeta, y debido a un error de un laboratorio espacial, llega a La Tierra teletransportado un extraño personaje, un pato que dice llamarse Howard. Es acogido en casa de Beberly, una joven que es vocal de un grupo de rock. Cuando el doctor Jenin intenta devolverle a su planeta, la energia diabólica del experimento le atrapa, transformandole en el terrible Señor de las Tinieblas y Howard tendrá que enfrentarse a él. (FILMAFFINITY) [+]
4 de enero de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todos los íconos del cine fantástico manufacturados en Hollywood planteados como divertimentos familiares tipo “Gremlins”, “Cazafantasmas, “Goonies” o “Regreso al Futuro”, fue Howard, éste prototipo de pato Donald de otro planeta, el que se vio más mal parado. Con George Lucas como productor ejecutivo de ésta oportuna adaptación de una tira cómica de la Marvel (dicha ave tan especial tiene una breve aparición en otra adaptación como es “Guardianes de la Galaxia” (Guardians of the Galaxy, 2014) de James Gunn, el fracaso comercial de la película de Willard Huyck se dejó entrever por un mala preparación en la pre-producción que saldaría con el resultado de un precipitado argumento bordado de mucha estética de la época con sus efectos especiales añadidos.

El lastre queda evidente desde principio a fin de la cinta (Howard el pato es abducido desde su planeta hasta la Tierra debido a las consecuencias de un experimento de un grupo de científicos) que aunque se toma con sentido del humor la semántica que utiliza su protagonista con pico, no convence ni estimulando la más absurda de las sonrisas: desde un “me hace falta sentir tu pico contra el mío”, “ciao plumitas” a “las catarátas del pájara” a “estoy hasta los huevos” sin olvidar a referencias a Indiana Jones.

Ni las interpretaciones de una mediocre e insistente Lea Thompson en hacerse popular (fue la madre McFly de “Regreso al Futuro”), un desconocido Tim Robbins, ni el timburtoniano Jeffrey Jones salvan éste descosido tebeo en su adaptación al demandado cine que reclamaba diversión y cuencos de palomitas a pretenciosos y aborrecibles sedantes de ésta clase.
Natxo Borràs
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