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Voto de Xinexin:
5
6,9
1.109
Drama
Reconstrucción de la vida de Nicolás II (1868-1918), el último zar de la dinastía de los Romanov, y de su esposa Alejandra, durante los años de corrupción, opresión y miseria que desembocaron en la Revolución bolchevique de octubre de 1917. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Schaffner le cogió el gusto a España y, tras el rodaje de "Patton" (1970) permaneció en nuestras tierras para su siguiente película que se desarrolla en la Rusia pre revolución, con la truculenta saga de los Romanov y más inquietante relación con el monje Rasputin. El director, con todas sus dotes, logra un producto de cartón piedra y no precisamente por los decorados.
Lo artificioso de "Nicolás y Alejandra" es un guion que intenta comprimir muchos acontecimientos y unas actuaciones que dan pena por mucha plana mayor de intérpretes británicos que aparezcan. El alma viene de unos decorados, vestuario y fotografía que se devoran con la vista y una forma de hacer cine de multitudes que ya no se prodiga y que solo productores como Speigel sabían hacer. Te tragas que el palacio real de Madrid sea San Petersburgo y te asombra la capacidad de mover la multitud de extras, con más rostros ibéricos que rusos.
Lo artificioso de "Nicolás y Alejandra" es un guion que intenta comprimir muchos acontecimientos y unas actuaciones que dan pena por mucha plana mayor de intérpretes británicos que aparezcan. El alma viene de unos decorados, vestuario y fotografía que se devoran con la vista y una forma de hacer cine de multitudes que ya no se prodiga y que solo productores como Speigel sabían hacer. Te tragas que el palacio real de Madrid sea San Petersburgo y te asombra la capacidad de mover la multitud de extras, con más rostros ibéricos que rusos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuesta creer que en el seno de la familia real, el zar y la zarina se dirijan cariñosamente como Nicky y Sunny. La pretendida intimidad entre padres e hijos es fingida. La enfermedad del varón primero en la sucesión nos la trae al pairo. Al menos termina con buen sabor de boca: la ejecución de los Romanov se planifica con una frialdad elegante.