Estamos ante un acontecimiento (en el sentido fenomenológico de la palabra) más que ante una simple película, una obra de arte, con todas las consecuencias que ello conlleva. Sólo apta para ese 1% de escasos y verdaderos cinéfilos, ¡¡Abstenerse los que entienden el cine como una mera diversión acompañados de palomitas!!
Es un filme que se disfruta y degusta muy lentamente, como el buen vino, con todos los rasgos del cine de Malick: guión lento, belleza de imagenes, fotografía soberbia, aunque quizas se asemeje bastante a sus anteriores películas, pues utiliza una historia de amor entre dos hombres por una misma mujer -como en Días del Cielo-, la clásica voz en off con versos escritos por él y que ya utilizó en La Delgada Linea Roja... etc., aunque no por ello menospreciable.
A destacar, ese gran choque entre las dos culturas, ese fantástico contraste entre unas arquitecturas primitivas y útiles y otras mucho más elaboradas y monumentales.
Como expresa Luis López, "En el cine estadounidense actual, para bien o para mal, está Malick a un lado y todos los demás al otro. Malick crea poesía cinematográfica ..." y continúa el critico expresando que "... más que una película, un medio de transporte a los paraísos perdidos del ingenuo salvaje, un film intensamente lírico, casi mudo en bastantes fragmentos, en el que los sonidos de la naturaleza son más importantes que las soeces palabras y en el que con un gesto, una mirada dice mucho más que la mayoría del cine comercial de todo un año. Además, una sublime reflexión sobre el amor en las diferentes etapas de la vida del ser humano. DESERCIONES MASIVAS DE PÚBLICO ENGAÑADO POR UN TRAILER QUE CONDENSA LOS 5 MINUTOS DE ACCIÓN DE TODA ESTA SUBLIME, IMPERFECTA, NECESARIA E INASIBLE OBRA."
Gracias Sir Malick, y hasta la próxima.