Una película sorprendente que nos muestra que el cine indio también es capaz de afrontar con maestría, nitidez y realismo el gran problema del machismo que a lo largo de la historia, y aún hoy en día impera en el mundo, incluso en los países que nos consideramos primer mundo.

Los personajes femeninos resultan creíbles, reivindicativos en un mundo dominado por los hombres, aspiran a conseguir mayores cuotas de igualdad y libertad en lo cotidiano sin renunciar a su condición de mujeres.

Los hombres por el contrario pierden autenticidad al aparecer mayoritariamente inmersos en un mundo de mafias familiares y estereotipos masculinos del que parece que nadie puede escapar.

El abogado que defiende a las mujeres es el menos creíble de todos, pero con sus rasgos metafóricos es el punto de apoyo que sirve para apalancar la historia en el presente y hacer frente a la realidad con esperanzas de futuro. Es un personaje pintoresco pero resulta sugerente.

En conjunto es una película interesante de ver, aunque da la sensación de haberse realizado pensando en el público occidental, por lo que pierde algún punto de credibilidad. Pero de todas formas la podemos considerar muy recomendable.