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Voto de Francesca:
8
Drama Dos sistemas: por una parte, la maquinaria nazi y, por otra, la diplomacia del Vaticano y de los Aliados. Pero dos hombres luchan desde dentro. El primero es Kurt Gerstein (personaje real), químico y miembro de las SS que se encarga de suministrar el gas Ziklon B a los campos de la muerte. Pero eso no le impide denunciar los crímenes nazis a los aliados, al Papa e incluso a los miembros de la Iglesia alemana a la que pertenece, ... [+]
21 de febrero de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurt Gerstein existió en la realidad. Esta es su historia. Costa-Gavras se ha ampliamente documentado para retratar el recorrido de un hombre que creía en su patria, era miembro de las implacables SS, pero que a la vez no podía aceptar los horrores que presenciaba.

Queda la pregunta: ¿se puede ser un SS compasivo? ¿Hasta qué punto es exculpable o responsable? ¿No es mejor denunciar la barbarie desde dentro? ¿No es mejor huir, en este caso, salir del país y denunciar? ¿Puedes seguir proporcionando el arma que mata a millones de personas y a la vez querer detenerlo?

El “problema” de Gerstein es su doble creencia: en su país y en un Dios. Si el nacionalsocialismo se opuso a las religiones es justamente porque quiso eregirse como religión. El “no amarás más Dios que yo”, se convertía de alguna manera en “no amarás nada fuera del Reich”. Las religiones monoteístas no admiten competencia...

Cada vez que sale a la luz el tema del nacionalsocialismo, es inevitable la pregunta: ¿cómo puede ser que tanta gente durante tanto tiempo admitiera, aceptara eso?Hannah Arendt, en su ensayo sobre los totalitarismos ofrece algunos elementos para comprender.

Según Arendt, en los régimenes totalitarios se distinguen tres tipos de individuos: los dogmáticos, los nihilistas y la gente común. Los dogmáticos son los ferverosos creyentes en unas normas y convicciones; no admiten réplica ni se quieren cuestionar. En la película, este aspecto estaría encarnado por el padre de Kurt, defensor del Reich hasta el final.

Los nihilistas son aquellos que como en el fondo no creen en nada, se “apuntan” a la doctrina que mejor les conviene. El doctor (Ulrich Tukur) representa esta segunda categoría; él mismo afirma que no sabe el porqué de lo que hace; su vago pero afirmado desprecio a la humanidad le permite moverse como una anguila por las redes del Partido, cumpliendo órdenes sin cuestionar. Como se ve al final, no tiene ningún problema en cambiar de bando…

En tercer lugar, según Harendt, se encuentra el pueblo llano, aquel que sigue la corriente, ni cree ni deja de creer, se deja llevar.
Y en medio de toda esta muchedumbre se yergue Gerstein y su conciencia… pero no puede distanciarse de lo que le rodea. Y ahí es donde su culpabilidad y su inocencia se mezclan irremediablemente.

Cuando en el 45 se libera Alemania y los campos, Gerstein es arrestado por haber sido miembro de las SS; en la cárcel redacta su alegato: él ha participado, pero también ha querido detener los acontecimientos. Cuando entiende que su caso está perdido, que los franceses que le van a juzgar le creen culpable, decide… (no contaré la escena casi final).
En cuanto a la película, sobria, didácitca y honesta. Y sobre todo, su enorme valor consiste en la voluntad de Costa-Gavras en denunciar los horrores de la guerra y… el clamoroso silencio del Vaticano.
Francesca
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